Grecia, Atenas, Paseando por Atenas.

Paseando por Atenas

PASEANDO POR ATENAS

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Ilustración: Patricio Orellana Vargas “La Acrópolis desde la ágora” (óleo, 40 cms x 50 cms.)

Grecia  y Atenas.
Los chilenos acostumbramos a decir: “Santiago es Chile” para indicar uno de los principales problemas del país, su acromegalia centralista. Santiago concentra el poder político, económico, industrial y cultural. Los últimos gobiernos han tenido discursos descentralizadores, desde la dictadura militar que se ufana de haber creado las regiones, pero que, sin duda fue el gobierno más centralizador que ha habido en la historia del país.

Al compararnos con Grecia (sólo en este aspecto), hay que reconocer que Atenas es extremadamente importante en ese país, pero las regiones, desde la Antigüedad, han tenido hasta independencia y han sido capaces de aportar tanto como Atenas en el desarrollo de la cultura griega. Numerosos filósofos y científicos de esa época provienen de otras ciudades y hasta hubo escuelas filosóficas muy importantes en las provincias, incluso en algunas que hoy ya no son parte de la Grecia moderna: eleáticos, jónicos, pitagóricos, cirenaicos, milesios, etc. Creta, Esparta, Corinto, Macedonia, el Dodecaneso,  Delos y Delfos tienen su propia historia independiente.

Sin embargo, Atenas es la ciudad cumbre de Grecia y de la humanidad. Aquí se plasmaron las ideas fundamentales de la cultura occidental. Aquí se derrotó al mito y surgió la ciencia. Pero este esplendor no impidió que en las otras regiones no hubiese desarrollo y progreso científico y cultural. Hubo pugnas, guerras y antagonismos, es cierto, pero fue expresión de la máxima cualidad griega: la diversidad.

Naturalmente que la Atenas actual sólo conserva las ruinas materiales de lo que fue, pero es una ciudad que a pesar de los avatares, como siglos dominada por romanos, bizantinos y turcos y del saqueo de estos imperios y de otras potencias, conserva  monumentos invaluables de ese pasado. Atenas es una ciudad fénix, ha revivido de las ruinas, en el siglo XIX llegó a ser una pequeña aldea solamente, pero hoy está de nuevo renaciendo mientras conserva y rescata el pasado.

Paseando por Atenas.
Atenas es una ciudad compuesta principalmente de barrios modernos de edificios altos, sólo algunos barrios más modestos como el de Plaka, que está a los pies de la Acrópolis conserva  la visión de la Atenas del siglo XIX o comienzos del  XX. Hay otros barrios como Kifisia que era la zona residencial de los ricos que tiene casa más distinguidas, con jardines y amplios patios. Después los ricos se han trasladado a edificios a los pies del Licabetus, un monte muy empinado, desde cuya cumbre se pueden ver todos los puntos de la ciudad y al cual se asciende en un funicular moderno. Desde allí se tiene una esplendida vista de la ciudad, destacándose la visión de la Acrópolis y de los montes cercanos.

Como toda ciudad que tiene metro es muy fácil movilizarse, claro que circunscrito a las proximidades de la única línea que existía hasta hace pocos años. En esa época, el metro unía  Atenas con El Pireo y en gran parte era de superficie. Viajar en buses era mucho más complicado porque estaban identificados con letreros en el abecedario cirílico que hace muy difícil comprenderlo si no se sabe griego, aunque abundan las informaciones en inglés. Era un metro bastante destartalado, con algunas estaciones abandonadas y sucias, pero esa situación cambió radicalmente con las olimpíadas realizadas en Atenas. La última vez que estuve allí, ya había varias líneas del metro y algunas estaciones eran muy hermosas, construidas totalmente en diversos tipos de mármol y la limpieza era similar a la del metro santiaguino.  Además, ahora el metro llega a Sintagma (Constitución), la plaza central y hasta llega a los pies de la Acrópolis. Antes, a todos esos lugares había que llegar a pie a partir de estaciones que quedaban a unas diez cuadras de distancia. En muchas estaciones hay muestras de lo que se encontró en las excavaciones y se mantienen pozos a la vista con miles de piezas de cerámica que se desechaban en la Antigüedad. Se cree que muchas se botaban porque cambiaba la moda, no porque estuvieren rotas.

El paseo más interesante era partir de la estación Monesterión  (o Monesteraki) los días domingos, ya que allí se realizaba una inmensa feria persa (o de las pulgas) y se encontraban objetos muy interesantes de cerámica, libros, fotos y antigüedades que ofrecían comerciantes en las veredas. Además hay restaurantes y cafés populares donde se puede comer a bajo costo. Pero todo eso ya terminó, pues se clausuró para evitar que los ladrones redujeran los objetos robados. Ahora sólo están los comerciantes establecidos en numerosas tiendas donde se puede encontrar toda clase de souvenirs para los turistas y gangas para los atenienses. Es muy similar a los mercados árabes, por su colorido, multitud de personas y gran cantidad de pequeños negocios, pero se respetan rigurosamente los horarios y al atardecer todo cierra a una hora establecida y sólo subsisten las tabernas, bares y restaurantes en las proximidades. Recorrer este mercado es pasear por una exposición muy interesante. Una amiga argentina, con la cual viajamos mi esposa y yo, hace algún tiempo, decía que los mercados eran los mejores museos de la vida real actual y cumplía su declaración porque en todas partes iba a los mercados. El sueño de nuestra amiga, muy justificado, era ir alguna vez al Gran Bazar de Estambul.   

En estos negocios para turistas se pueden comprar infinidad de pequeños objetos, diseñados para que no ocupen mucho lugar en las maletas. Como yo fui varias veces a este mercado empecé a conocer a algunos de sus dueños o dependientes, incluso en una oportunidad, el dueño de un gran negocio, que tenía salida a dos calles, a pesar de que no compré nada, me invitó a tomar café y hasta me regaló chocolates. La razón era que ese día había nacido su primer nieto. En otro negocio donde había comprado unos pequeños bustos y estatuillas de filósofos griegos hechas con polvo de mármol. me dieron una tarjeta que me aseguraba un 50% de descuento en las próximas adquisiciones. Lo lamentable era que ya había hecho todas las compras y en el viaje siguiente fui con mi tarjeta, pero el negocio ya no existía. En otras ocasiones conversaba con los dependientes, los que siempre hablaban varios idiomas, muchos de ellos incluso conocían bien el español. Uno de ellos había sido marinero y había estado en San Antonio. Otro había estado en América y era capaz de identificar con precisión de qué país sud americano eran los clientes.

El Ágora y la Acrópolis.
Desde Monestaraki se atraviesa una zona de las ruinas de la antigua Atenas y se puede ver la torre de los vientos, que es de la época romana y varias iglesias ortodoxas de hace varios siglos, después se llega al antigua Ágora, a los pies de la Acrópolis. Allí se encuentra el templo de Teseo, que es un edificio de los que se encuentra en perfectas condiciones  y que se levantó en homenaje de un joven héroe ateniense que mató al Minotauro de Creta. También se puede disfrutar de la sombra de un largo edificio porticado,  el stoa de Atalos, reconstruido por la Escuela Americana. Ese edificio abierto, permitía a los antiguos, pasearse a la sombra, ya que es de más de una cuadra de largo y discutir sobre política, filosofía o arte. El museo que está en este edificio contiene objetos descubiertos en las excavaciones de la misma Ágora.

Caminar por el stoa y por el ágora, que actualmente es un campo con árboles, arbustos y ruinas, es conmovedor porque se siente que por allí deambularon personajes como Sócrates, Aristóteles, Platón, Pericles, Alejandro Magno y centenares de pensadores que influyeron decisivamente en la filosofía, las matemáticas, la política, la ciencia y las artes. Hasta se llega a pensar de que ellos miraron la Acrópolis de la misma manera como yo la miraba desde allí.  

En una ocasión, estando solo en ese lugar, trepé en una piedra y dije un discurso sobre la democracia y en contra de la dictadura. Supongo que en el mismo lugar, me manera similar muchos griegos antiguos habían tratado el tema, ya que geográfica e históricamente, la democracia nació en ese lugar. Como en Chile estaba la dictadura de Pinochet, era un respiro poder hablar sobre estos temas en voz alta. Pero debí terminar pronto mi discurso porque algunos turistas curiosos se acercaban pensando que era una especie de charlatán de feria que hablaba en un idioma inentendible, pues los turistas parecían nórdicos. Además recordé que el museo del stoa que acababa de visitar había dos tiestos de cerámica, uno se llenaba de agua y se abría un grifo por donde el agua caía al otro tiesto, cuando se acababa el agua, era el momento en que el orador debía terminar su discurso. Cuando otro orador hacía uso de la palabra de cambiaba la posición de los tiestos y nuevamente se abría el grifo. De esta manera los griegos cronometraban el tiempo de los oradores e impedían los discursos interminables. Quizás, si hubiera estado en la Grecia antigua me habrían avisado que mi tiempo se había terminado. 

Cuando volví a este lugar y teniendo más tiempo emprendí la caminata hasta subir a la Acrópolis, que estaba llena de miles de turistas. Siempre me ha parecido que la Acrópolis es la máxima expresión concreta del genio humano. Empezando por su visión global desde el ágora hasta cada uno de los monumentos que encierra. La entrada es -y debió ser más aún- imponente. Allí ya se aprecia la grandeza de los constructores y la armonía que lograron entre sus partes. Cuando se llega a la plataforma superior el Partenón surge como un gran barco de piedra que surca las elevadas materias del genio humano. Sus proporciones y su diseño son magníficos, incluyendo imperfecciones para que el ojo humano lo vea como perfecto. Pero si ahora es majestuoso, lo debió ser más aún cuando estaban todas sus esculturas del frontis y los frisos superiores y probablemente debió imponer un impacto abrumador cuando se podía entrar y ver la estatua gigante de Atenea que estaba en su interior.

Pero además, la Acrópolis tiene otras bellezas en otra dimensión: el erecteón con sus hermosas cariátides  que miran a la Atenas que se extiende a sus pies. Allí está la fuente que con su tridente Poseidón hizo brotar de la roca y el olivo que Atenea regaló a Atenas para conquistarla como su sede.

Más aún, si se baja al museo de la Acrópolis, es como si se penetrara en el interior de la belleza: allí están las kore (o kouroi y korae), estatuas de jóvenes que venían a dejar sus ofrendas y que nos permiten conocer sus peinados y vestimentas y entender que la belleza monumental de la Acrópolis  se complementaba con la belleza física lograda en las personas que venían rendirle homenaje.

Los destructores de mitos.
La visita al Ágora necesariamente impulsa a pensar en el legado griego y sin duda el más importante es que los griegos fueron los primeros que dudaron de los mitos y de allí pasaron a dudar de los dioses.

La mitología griega es de una naturaleza tal que su misma calificación de mitología parece ser contradictoria. En efecto, los griegos fueron los primeros que humanizaron a los dioses y sus historias religiosas son las descripciones de las virtudes y defectos humanos encarnados en los dioses. Sócrates fue acusado de negar a los dioses y Epicuro sostenía que si los dioses existían, eran de naturaleza humana, pues la naturaleza era una sola y estaban compuestos de átomos, igual que los hombres. Además pensaba que si los dioses existían era absurdo pensar que ellos- seres superiores- se iban preocupar de las miserias  de los humanos y sus destinos, si eran dioses debían preocuparse de cosas mucho más trascendentes. En el fondo su duda sobre la existencia de los dioses era evidente y esto ocurría en un mundo donde no había nación, ni pueblo, ni individuo que no le temiera a los dioses de sus respectivas religiones e incluso a los de las otras religiones. Atenas, en cambio fue la ciudad que le rendía culto a Atenea, su expresión religiosa más refinada, pues era la diosa de la ciencia y el conocimiento, representado por el búho que se posaba en su hombro, según lo muestran sus estatuas.

La idea de que los hombres estamos hechos a imagen y semejanza de Dios ya estaba implícito en la religión griega, paro en el sentido inverso: los dioses estaban hechos a imagen y semejanza de los hombres.

Un mito que se preserva en el Ágora es el templo de Teseo, como hemos señalado. Pero en su esencia el mito de Teseo es la historia de cómo  Atenas combatió y derrotó a los mitos. Según esta leyenda, Atenas, como muchas otras ciudades griegas tenían que enviar anualmente a un grupo de jóvenes a Creta, donde eran entregados al minotauro, éste era un monstruo  mitad hombre y mitad toro que vivía en el laberinto y devoraba a los jóvenes que eran dejados en ese lugar.  Teseo, que era hijo de Egeo rey de Atenas, decidió formar parte de los que eran enviados al sacrificio a Creta. Pero Teseo  no pretendía aceptar pasivamente el destino asignado. Teseo iba a enfrentar y destruir el monstruo y así lo hizo, amparándose en la inteligencia humana, consiguió la ayuda de Ariadne, la hija del rey de Cnosos, quien le indicó que el problema no era solamente matar al minotauro, sino que había que lograr salir del laberinto. La solución de Ariadne fue darle un ovillo de hilo de lana que Teseo fue dejando a medida que se internaba en el laberinto hasta que enfrentó y mató al minotauro, entonces logró llegar a la entrada del laberinto siguiendo el hilo de lana que había dejado. Esta leyenda la interpretamos como que en Atenas surgió la decisión de enfrentar el mito (que era el minotauro como símbolo) y que se le derrotó con la valentía del guerrero, el amor y la inteligencia femenina.

 Este mito de Teseo, no es tan simple como lo hemos relatado, sino que incluye otros elementos que  dicen relación con la lealtad, el amor paternal, la equivocación, la tragedia y la muerte, los que evocaremos al visitar otros lugares donde se desarrolla…

El arte griego.
 Una de las cumbres del arte griego se alcanzó en la escultura y el lugar donde se puede ver la más completa colección  es en el museo de arqueología de Atenas, que está en un hermoso edificio  clásico. Allí  se puede ver la perfección de un Poseidón de bronce. Es un hombre maduro que tiene el brazo levantado y que  en su mano derecha debió tener un tridente. La madurez es lograda en los detalles de la musculatura del cuerpo y en el rostro barbado y distinguido.

Además, las colecciones de cerámica de Las Cíclades son realizaciones abstractas, que anticipan directamente a la escultura moderna, hasta se puede sostener que los escultores modernos simplemente se inspiraron o copiaron las figuras de mármol de la cerámica cicládica. En el mismo museo y en las tiendas de souvenirs hay copias de estas figuras: rostros triangulares que sólo presentan un esbozo de nariz y que son la más perfecta abstracción de cualquier rostro humano. Otras son parejas abrazadas que también están estilizadas, despojando todos los detalles superfluos para dejar solo lo elemental y esencial de dos seres humanos abrazados, probablemente como expresión de amor. Hay músicos tocando arpas o flautas, también estilizados y en algunos casos con los brazos quebrados, lo que a pesar de ser accidental, ayuda aún más a la abstracción. Además están las máscaras que Schielemann encontró en Micenas y que las relacionó con los héroes de la Ilíada. También hay muestras de la pintura cretense, origen de la pintura griega que alcanzó su esplendor en los vasos y vasijas posteriores, que también están expuestos en una magnifica selección.  Este museo, no comparable al Louvre o al Museo Británico, es sin embargo, muy homogéneo y de una dimensión humana, pues se puede recorrer cómodamente en una mañana, sin salir extenuado como cuando se visita los otros museos mencionados.

En otro viaje que hice a Grecia,  con mi hijo menor, fuimos a visitar el Museo de la Guerra, que tiene maquetas, documentación y armas de la cruenta historia de Grecia que durante siglos debió luchar para reconstituirse como Estado, guerras que culminaron con la invasión de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial por los italianos y alemanes hasta finalizar con la guerra civil posterior.

El cabo Sounión.
En uno de mis viajes, dos amigas griegas-chilenas me llevaron por primera vez al templo de Poseidón que está a 50 kilómetros al sur de Atenas  (lo que relato en otra crónica), en viajes sucesivos he ido con mis familiares o solo a repetir la visita y a conmoverme con su historia.

Ene el cabo Sounión tomamos café y pasteles y subimos a ver las ruinas del templo. Claro que no encontré el graffiti que dicen que Lord Byron grabó en las piedras del templo, pero estuve al borde del precipicio donde Egeo, el rey de Atenas se lanzó, suicidándose porque creyó que su hijo Teseo había muerto en la lucha en contra del minotauro

Pero como en las tragedias shekperianas, todo era causa de un error, Teseo había regresado con Ariadne, su compañera de lucha en contra del minotauro y en una isla intermedia la abandonó encontrando a otra mujer. Así Teseo llegó a ser rey de Atenas y logró la unidad de toda la región del Ática, lo que fue el fundamento de la grandeza posterior de Atenas. Pero a Ariadne no le fue tan mal, Dionisio (el Baco romano) se enamoró de ella y le convidó un buen vino para conseguir sus favores, así Ariadne tuvo varios hijos de Dionisio y cuando regresó a Creta fue coronada reina. Esta es una de las muchas versiones del mito de Teseo.

Patricio Orellana Vargas,

Julio del 2006 

 

 

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