Grecia, Las islas griegas.

Las islas griegas

santorini
Ilustración: Patricio Orellana Vargas, “Isla de Santorini, las Cíclades”. óleo, 50 x40 cms.

LAS ISLAS GRIEGAS.

Todos somos griegos.
Para muchas personas, el país más bello del mundo es Grecia. En primer lugar por su legado cultural que está presente en miles de lugares. Con mucha razón el poeta romántico inglés, Percy Shelley decía: “Todos somos griegos” y Lord Byron, su amigo y camarada,  fue capaz de dar su vida por la independencia griega.

Cuando yo dictaba clases de Ética en la Universidad siempre citaba esta idea porque la Ética, así como casi todas las ramas de la Filosofía y las ciencias, nacieron en Grecia y allí se desarrolló un arte que aún no es superado. En realidad todos somos griegos porque los fundamentos de toda nuestra civilización provienen de la Grecia clásica.

Visitar Grecia es visitar las raíces y el esplendor de nuestra cultura occidental, pero además de ello, están presentes varias de sus etapas históricas donde estuvieron presentes los romanos, los bizantinos, los venecianos,  los francos, los británicos, los germanos, los turcos, los italianos y los alemanes y varios de ellos dejaron sus huellas en estas tierras. Hay lugares donde se encuentran a poca distancia ruinas de la Grecia clásica o romana, fortalezas turcas o venecianas, iglesias bizantinas y edificios construidos durante ocupaciones francesa, inglesa o italiana.

Además de todo este caleidoscopio histórico y cultural hay otros factores que hacen de Grecia un país excepcional. En primer lugar su gente y junto a ello sus paisajes naturales que son tan variados y hermosos que constituyen uno de los centros turísticos más visitados de Europa. Además está su comida, muy distinta de la europea tradicional. Quizás sea inverosímil, pero los griegos actuales se parecen a los chilenos, no en el aspecto físico, sino en su trato. A pesar de que los países que soportan invasiones turísticas, generan una actitud  negativa de su gente frente a los turistas, como ocurre en París, donde, generalmente los parisinos ni siquiera contestan cuando uno les pregunta algo, en Grecia la gente es (o era) siempre gentil. Es un país donde hasta existe una policía especializada para los turistas (the Tourist Police) siempre dispuesta a informar y a ayudar a los viajeros aproblemados.

Entre ese conjunto de bellezas y atributos, las islas griegas son, en gran medida, la culminación. También son muy diversas, algunas muy grandes como Creta, que según una amiga que miraba el mapa cuando preparábamos un viaje, llegó a la conclusión que Creta no estaba en ninguna parte, pues está a casi igual distancia de África, Asia y Europa. Otras son pequeñas y próximas a Atenas, como las islas del Golfo de Sarónica que en un día se pueden visitar varias  de ellas. Otras, como Rodas y el Dodecaneso están casi pegadas a Turquía, otras desperdigadas por el Egeo como las Espóradas y otras en el Adriático como las islas Jónicas. Finalmente están las Cíclades, las más visitadas y atractivas para los viajeros.

 Lawrence Durrel, escribió  “Las islas griegas”, un libro clásico sobre esta región que logró capturar en palabras la librobelleza de estas islas. En su obra, Durrel describió 54 islas que visitó. Aquí, naturalmente que sólo haremos referencia a una docena de islas que hemos visitado en una decena de viajes: Creta, en el Sur del Egeo;  Corfú en las islas Jónicas; Rodas, Patmos y Kos en el Dodecaneso. Paros, Mikonos,  Delos  y Santorini en las Cícladas y Egina, Hidra y Poros en las islas del Golfo Sarónico. A pesar de que parece que he visitado muchas islas, en realidad es una ínfima parte. Oficialmente son unas 500 islas y extraoficialmente llegan a 5000, aunque muchas de ellas están deshabitadas. Visitarlas todas requiere varias vidas felices.

 La más visitada es la de Mikonos en el mar Egeo. Atractiva por sus aldeas blancas de calles estrechas y llenas de flores, por sus innumerables iglesias católicas ortodoxas, por sus playas que disfrutan los europeos del Norte y que son de aguas frescas y de color calipso. Además tienen una excelente infraestructura turística ya que la isla vive de esa actividad. Durrel no se imaginaba el destino de esta isla, creía que era “la cenicienta de las islas” opacada por la próxima isla de Delos. Sin embargo, su destino turístico fue muy distinto. En la segunda mitad del siglo XX se transformó en la isla de moda. Quizás la causa de su esplendor turístico se debe al cine que la presentó en numerosas películas, pero el factor esencial fue la actitud de la población, allí se fraguó el lema “Mikonos no problems”. Lo que significó que la población de la isla, marcadamente católica ortodoxa y conservadora, practicó los cánones más liberales para sus huéspedes turistas. De esta manera se transformó en el lugar de veraneo de multitud de homosexuales europeos que pasaban sus vacaciones en una isla maravillosa, sin tener que soportar las presiones morales de sus propias sociedades. Es increíble como la sociedad griega conservadora y puritana de la isla convivió sin problemas con los homosexuales, que en los inicios de los 50 eran considerados por sus sociedades como pecadores, corruptos, degenerados y anormales. Actualmente, el Sida ha amenguado esta afluencia de turistas homosexuales y es una isla visitada por toda clase de gente, especialmente europeos y norteamericanos.

 
Junto a Mikonos está la pequeña isla de Delos, que tiene impresionantes ruinas y un excelente museo con muestras de esa ciudad cuando fue el centro emblemático del imperio –la Liga de Delos- que trataron de establecer los atenienses. Esta isla era uno de los lugares más sagrados de la historia y la mitología griega, pues allí nacieron los dioses Apolo y su hermana Artemisa. Ir a Delos por un día, desde Mikonos es un viaje inolvidable, especialmente en primavera, cuando la isla está cubierta de amapolas rojas. Con un buen guía es muy fácil sentirse en el mundo griego del pasado y recorrer sus calles y la vía de los leones y encontrar en su museo, pruebas palpables de esa época. Además de los relatos de  Leda, perseguida por el fogoso Zeus, que sólo logró seducirla al  convertirse en un bello cisne. Pero como corresponde a una cultura machista, una vez que Leda quedó embarazada, debió soportar la terrible persecución de Hera, esposa de Zeus, que no castigó a su marido infiel, sino que a su rival y con sus poderes le lanzó una terrible maldición: no habría mar ni tierra donde Leda pudiese parir a sus hijos. Pero finalmente Leda encontró un lugar que no era ni mar ni tierra, sino la isla flotante de Delos, donde pudo dar a luz a sus dos hijos mellizos y dioses.   

El guía les explicará que desde entonces, dado su carácter sagrado, en Delos no se puede nacer ni morir, de manera que las mujeres que están próximas a dar a luz deben trasladarse a la isla próxima de Mikonos y los que presienten su muerte deben también salir de la isla. Actualmente la isla no está habitada, sólo hay guardianes, pero el problema es la avalancha de miles de turistas que pueden, a lo menos, morir allí, rompiendo con su carácter sagrado, pero los antiguos griegos tenían la solución: la catársis, es decir la purificación total del lugar. Su época de esplendor fue el siglo V AC y tenía una numerosa población, ya que Delos era un gran emporio comercial y nexo del comercio de todo el Egeo.

La otra maravilla de las Cíclades es Santorini. Los fenicios la llamaron “la más bella”. Es una negra isla de origen volcánico, que muestra aún los resultados de la explosión de su volcán, que finalmente fue vencido por el mar que invadió su cráter hace unos 3500 años y creó lo que apropiadamente se llama “la caldera”,  trozo de mar rodeado de los restos de las laderas del volcán que explotó. Subir a la ciudad  de Tira por las laderas negras era una aventura que se hacía en mulas o a pie. Cuando yo era joven subía y bajaba a pie y entonces, en la costa, compraba una botella de vino blanco que tenía sabor al azufre del volcán. Hoy hay un moderno funicular de seis cabinas que en verano es incapaz de trasladar a los miles de turistas que llegan en el día en los cruceros que recorren el Egeo. Desde lo alto, en la ciudad, se pueden ver las puestas de sol más espectaculares, rodeados de las casas cubistas y blancas y de las iglesias con sus cúpulas de color azul, ocre o burdeos que se agarran a los bordes de los precipicios frente al mar.

La isla de Paros es un lugar tranquilo, lleno de playas y con abundantes casas y departamentos que los isleños arriendan a los turistas y que fuera de temporada resultan baratísimos. En ese lugar se puede descansar y vivir como en su casa, pues generalmente los departamentos disponen de cocinas muy bien equipadas. Es una isla rica en mármoles finos y con bosques de coníferas. Allí se filmó la inolvidable película “Zorba el griego”, aunque la historia se desarrolla en Creta.

En el Dodecaneso está una gran isla: Rodas, que mantiene grandes monumentos medievales, de las épocas de las cruzadas y de las posteriores luchas entre turcos y venecianos que Salgari describió en sus novelas de aventuras. La ciudad de Rodas en sí es una gran fortaleza que ha sido perfectamente reconstruida y cuenta con  los monumentos de las órdenes de monjes combatientes que la controlaron. Está llena de dinamismo y comercio ya que es uno de los lugares predilectos de los turistas alemanes.

Sin duda, si alguien se pregunta cuál es el pueblo más lindo de Grecia (o del mundo), una respuesta convincente es Lindos. Es un pueblo alejado de la capital, Rodas,  pero ubicado en un lugar excepcional de la isla. Tiene dos bahías muy bien protegidas, una es perfectamente circular y la otra, más grande, tiene una playa con aguas verdes y tranquilas. Este pueblo es como una síntesis de la historia de Grecia. En primer lugar hay una acrópolis con restos de monumentos clásicos griegos y hasta hay un lugar donde están tallados en la piedra los asientos de los miembros del consejo de la ciudad. Junto a la acrópolis están los restos de una fortaleza veneciana-turca y más abajo, el pueblo mismo, es una muestra viviente de la época bizantina, lleno de pequeñas iglesias muy antiguas y de casas blancas y cúbicas.

Rodas es así, un lugar espectacular, con una diversidad de paisajes y manifestaciones culturales de muy diferentes épocas.

Creta es la más grande y quizás la más importante en la historia de Grecia y para la civilización occidental. Es el lugar de nacimiento de Zeus y junto con él nació la cultura griega en su primera expresión: la cultura minoica. Visitar Cnossos es una visión a un pasado que provoca estupefacción. La reconstrucción de estas ruinas por Evans, muy criticada por los expertos, sin embargo, permiten apreciar, junto con el museo próximo, como habrían sido, en parte,  los palacios. Se pueden ver los avances extraordinarios en arquitectura,  urbanismo, construcción naval, pintura, cerámica, comercio, etc. Y hasta en obras sanitarias, producción industrial, administración, vestimentas y deportes, llegando a los más altos logros en cosmética femenina y en orfebrería. Todo esto se traduce en una variada artesanía que se inspira en ese pasado y que se encuentra en innumerables tiendas.

Creta es inmensa y rica en paisajes agrestes, ciudades que conservan el pasado y  angostas gargantas que hay que recorrer para ver el esplendor de la naturaleza. Además los cretenses son un pueblo especial, uno de los más longevos de Europa, con una excelente cocina mediterránea y  con un modelo de varón que no acepta variantes: todos los adultos tienen largos bigotes y en el campo usan botas y sus ropas son oscuras. Se precian de haber tenido las guerrillas más combativas durante la ocupación nazi.

Kos es otra isla del Dodecaneso, a un paso de Turquía, permite ir en una hora a ese país y vistar la ciudad de Bodrum y alcanzar a ver las ruinas de ciudades griegas de la Antigüedad. Es emocionante recorrer la ciudad de Kos y pasearse bajo el plátano oriental, donde según la tradición, Hipócrates, el padre de la medicina, dictaba sus clases (es de suponer que el árbol actual es un retoño del de la época de Hipócrates). Subir al Esculapion es un paseo imprescindible, allí están las ruinas de lo que podríamos definir como un sanatorio. El ambiente, en lo alto de un monte, con una vista muy amplia de mar y tierra, parece haber sido diseñado para recuperar la salud. Una brisa corre bajo un suave sol y el olor de la vegetación especialmente de los pinos parece estimular el alcanzar un estado de completo bienestar.     

Patmos es inolvidable. Aquí se encuentra la presencia cristiana, con grandes conventos, ya que San Juan, el evangelista, escribió en una cueva de esta isla su terrible “Apocalipsis”. Visitar esa caverna es obligatorio y desde allí se penetra en el tétrico lugar donde San Juan dictaba a su secretario griego su evangelio. Saliendo del convento se divisa la isla completa con sus bahías, pueblos y castillos. Abajo está el pueblo, donde hay numerosos restaurantes, cafés y tiendas de hermosas artesanías y numerosas playas.

Finalmente, las islas del Golfo de Sarónica son pequeñas, pero cada una de ellas con su propia personalidad. Hidra (que significa agua) carece totalmente de agua y debe recibirla desde barcos que la abastecen diariamente. Es una isla de la época moderna, aquí se gestó la escuadra griega que finalmente logró la independencia de los turcos. Sus casas de piedra, son mansiones de los antiguos navieros que hicieron este aporte significativo a la Grecia moderna. Poros es de los intelectuales y artistas europeos. Henry Miller la describía  como una geografía erótica. Egina es la isla de las iglesias. Según la información hay más iglesias que habitantes, pero cabe recordar que muchas iglesias en Grecia son, muchas veces de carácter familiar y en ellas no caben más de diez personas. Es la productora del pistacho y en su cumbre se encuentra un templo de Afeas, diosa griega precursora de Afrodita.

En sucesivas crónicas trataremos de describir y contar nuestras experiencias en todas o algunas de estas islas, las más bellas del mundo.

Patricio Orellana Vargas
Santiago, mayo del 2006.

 

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