Italia, Liguria, Rapallo

Rapallo

RapalloCas

Con Chile en el corazón.

Aunque nos parezca extraño, Rapallo, una pequeña ciudad balneario en la Riviera italiana, tiene muchos vínculos con nuestro país, en primer lugar porque  nuestra poeta y premio Nóbel de Literatura, Gabriela Mistral vivió en esta ciudad. Ahora hay varios chilenos viviendo aquí, en algunos casos chilenos de origen italiano que han recuperado la nacionalidad de sus padres y otros casados con italianos, especialmente mujeres chilenas que se casaron con marineros genoveses que alguna vez estuvieron en Valparaíso o San Antonio. Hasta hay una plaza, donde antes se celebraba el mercado semanal, que se llama Piazza Cile. Además abundan los genoveses que han vivido en Chile y hay un flujo de turistas chilenos que viene a esta ciudad dado esos vínculos. En la primera mitad del siglo pasado muchos genoveses de esta ciudad emigraron a nuestro país y mantienen relaciones familiares aquí. En realidad la colonia italiana en Chile es principalmente genovesa y siciliana. De esta región genovesa vienen los apellidos Bozzo, Falabella, Pippo, Alberti, Solari, Cuneo, Ravera, etc. que son comunes en Chile. 

Un balneario tranquilo.
Rapallo era un balneario aristocrático, de moda en la época de la primera guerra mundial y frecuentado por diplomáticos, nobles y artistas. Ahora es el lugar predilecto de las personas de la tercera edad, especialmente de Milán y Turín que vienen a pasar aquí el invierno por su clima muy dulce y de vacaciones en el verano. Sin embargo, es una ciudad grande con cerca de 50.000 habitantes, llena de actividad turística todo el año. Con un lungomare lleno de cafés, restaurantes y hoteles con una passeggiata o paseo al borde del tranquilo Golfo de Tigulio que brinda refugio seguro a innumerables yates…

Allí a determinadas horas se cumple con el ritual del paseo de las personas mayores, en la mañana, a las doce del día los cafés se llenan y todos toman sus aperitivos, agradable rutina que repiten en la tarde, cuando junto a sus tragos hay aceitunas, quesos, galletas y otras delicatesses terminando con el aperitivo. El sector más atractivo y que concentra a los veraneantes es la costanera, una terraza de varias cuadras que comienza junto al castillo y termina una pequeña playa y llega al puerto de yates. Los adultos mayores se pasean a medio día y al atardecer y disfrutan con descansos en los bancos de los jardines o van a los cafés y restaurantes que están en el primer piso de los innumerables hoteles que constituyen el frontis de Rapallo. Las señoras pensionadas lucen sus joyas de oro y  sus esposos comentan el diario acontecer y lo que han perdido en la crisis argentina. Pero el tema permanente es el de que las pensiones son muy bajas. ¿Nadie está satisfecho nunca? 

En invierno todas las señoras lucen abrigos de pieles naturales, cuyos precios, en los escaparates de las tiendas, servirían para pagar varios pasajes de ida y vuelta a Chile. En la noche los restaurantes están llenos, especialmente los fines de semana y por la alegría que se aprecia parece que ya se han olvidado de las conversaciones quejumbrosas diurnas.

En la Pasaggiata hay un pequeño puerto al cual arriban exclusivamente  los barcos pequeños que hacen tours por la costa, desde Portofino a Portovenere, los que se realizan sólo en verano.

Como dicen los pensionados aquí, Rapallo no es un paraíso, pero yo pienso que se le parece. Creo que Gabriela Mistral, que vivió en esta comuna,  estaría de acuerdo con esta idea. 

No se ve mucha juventud, pero al anochecer se encuentran grupos de jóvenes en la parte vieja de la ciudad y en las mañanas se ven algunos niños en el “parco” donde hay un trencito y juegos infantiles. La Municipalidad, sin embargo, organiza competencias de motos, festivales de canto, fuegos artificiales, bailes y otras actividades para los más jóvenes. Es una ciudad muy segura, donde la delincuencia existe, como en todas partes, pero está muy controlada y hay numerosos carabinieri, altos y buenos mozos acompañados por unas carabinieras de cabelleras doradas y ojos azules, que confundirían a cualquier delincuente chileno.

El castello de Rapallo.
Este castillo, que algunos días luce muy orgullosamente la bandera de Génova y la Liguria,  blanca con la cruz roja de San Jorge, debe acompañarla con las banderas de Italia y de la Comunidad Europea. Sin embargo, en Italia hay una efectiva descentralización y Liguria es una región, que como las otras, goza de mucha autonomía y en el nivel local el Municipio tiene un fuerte financiamiento y numerosas atribuciones.

El mencionado castillo no es una gran construcción, apenas un bloque tres pisos, mucho más pequeño que los edificios modernos de diez o veinte pisos. Su dimensión corresponde a épocas pasadas cuando la ciudad era pequeña y abarcaba poco más de lo que ahora se denomina como “casco histórico”, unas veinte manzanas que definen su pasado. En este castillo se realizan exposiciones de pinturas y fotografías, además allí funcionan algunas organizaciones culturales. Una de ella es “Les amici del Castello” que tienen el privilegio de poder reunirse en la diminuta playa próxima y allí instalan mesas junto a un par de botes y a veces se les ve departiendo y tomando vinos espumosos, todos parecen ser adultos mayores que disfrutan de la protección de esta fortificación, en este caso para sus reuniones simplemente amistosas. Sin embargo, el Castillo tiene una larga historia, a veces tétrica, pues fue cárcel para delincuentes comunes y para los enemigos de Génova. En la época en que el Mediterráneo estaba infectado de piratas sarracenos, el castillo era el baluarte que defendía la ciudad. Un famoso pirata  musulmán que medía más de dos metros dirigió el asalto de Rapallo en varias oportunidades, hasta que finalmente fue atrapado y encerrado de por vida en el castello. Ahora se cuenta que el gigantesco fantasma del pirata se pasea por los vericuetos del castillo en las noches y hasta se ha construido un monigote de dos metros de alto, vestido a la usanza berberisca que a veces está en la puerta del castello y que se usa para amenazar a los niños si se portan mal.

El centro histórico.
Hay un sector que conserva las construcciones del siglo XVIII y XIX e incluso iglesias y una torre cívica de los siglos XII y XIII y algunas calles angostas son típicamente medievales, aunque son la excepción, otras se han ampliado posteriormente.. Este sector tiene calles sombrías y es exclusivamente peatonal y concentra los negocios de los restaurantes, las panaderías, carnicerías y todos los negocios del rubro alimentario. Allí está el mercado que todas las mañanas se llena de gente que va a comprar sus alimentos y hay frutas, verduras, pescados y otros productos de muchos lugares diversos. En la tarde, todos los puestos transitorios cierran y sólo funcionan los negocios establecidos. 

En la vía Venezia, calle central,  hay varios negocios especializados en rubros gastronómicos: pastas recién hechas, rosticerías, platos preparados, queserías, vinotecas, etc. Hay un bar y vinoteca con botellas de vinos y cervezas y otras bebidas alcohólicas de muchos lugares del mundo. Hasta se pueden encontrar  vinos y  piscos chilenos. Son millares las opciones que puede elegir el cliente, además de tomarse un café mientras selecciona del mundo. En las panaderías se pueden comprar trozos de  focacia  a lacipolla, al fromagio, al fungi, etc. En otras tiendas son especialistas en pasteles y postres. Todo este sector es un homenaje popular a la alta gastronomía italiana y especialmente a la genovesa.  Es impresionante como el pequeño comercio subsiste frente a la competencia de los supermercados. Aquí la receta es la especialidad y la calidad que difícilmente pueden ofrecer los grandes negocios que venden masivamente. 

En la vía Manzoni, otra de las calles principales,  abundan las librerías, tiendas de regalos, farmacias, etc. Las normas medioambientales establecen que todos los medicamentos que no se usan deben ser dejados en los contenedores que deben existir en todas las farmacias, así, estos productos no contaminarán la basura. De la misma manera se procede con las pilas usadas, todos los negocios que las expenden deben tener depósitos donde se dejan pues cada pequeña pila contamina diez mil litros de agua. Estas simples medidas se basan en el principio de que el contamina debe pagar, en este caso establecer sistemas de eliminación controlada de su desechos. Conocí una vieja señora italiana que recibía varios medicamentos de la salud pública y me pedía que fuera a botarlos a la farmacia, aunque yo le recomendaba que se los tomara, pues se quejaba de múltiples dolencias, nunca me hizo caso. Así engañaba al médico y se engañaba a sí misma.

Il mercato de jovedi.
En las ciudades de esta zona funcionan grandes mercados un día a la semana, el jueves es el día de Rapallo y acuden comerciantes en sus camiones o camionetas especialmente adaptadas para vender artículos. Estos mercados se especializan en artículos del hogar y ropas, pero también hay ventas de alimentos,  libros y un sinfín de productos. 

El mercado se instala en un amplio estacionamiento al borde de la playa (antes funcionaba en la piazza Cile, en otro extremo de la ciudad). Allí acuden muchísimos clientes, especialmente dueñas de casas que disfrutan viendo la diversidad de productos donde pueden elegir entre muchas ofertas. Los precios parecen ser mucho más bajos que los de las tiendas establecidas y de ahí su popularidad. Además mensualmente se realiza la feria (fiera en italiano) de los anticuarios una vez al mes y los artículos se exponen en la calle a la salida de los tiendas. 

Cuando viajamos con mi esposa, el programa debe incluir a lo menos un día jueves en Rapallo para ir a este mercado. Por suerte he logrado evitar estar los días de la Fiera del Anticuariato, pues resultaría una tentación excesivamente cara para nuestros bolsillos.

rapallo

Patricio Orellana Vargas, Rapallo, “La Passeggiata”, óleo, 30x40cms.

Rapallo en el corazón.
La vinculación de Rapallo con Chile es manifiesta en los chilenos que la visitan, al extremo que a veces nos reunimos en Santiago, varias personas que hemos estado en esa ciudad muchas veces y hasta nos llamamos a si mismos “los rapallenses” y hacemos recuerdos de ese balneario y de los amigos que allí tenemos.

Personalmente, el apego a esa ciudad se debe a que mi esposa tiene una amiga de su juventud. Francesca, que vive allí, una italiana que llegó a Chile a nacer (sus padres se habían casado recién y al llegar a Chile ella nació). Vivió en nuestro país hasta los 18 años, cuando sus padres decidieron volver a Italia para impedir que su hija se casara con un chileno, del cual se había enamorado.

Ella aún siente un gran cariño por Chile y recuerda su juventud y el éxito que tenía entre los muchachos porque era muy bella. En Italia nunca se casó y parece que aún pena su amor chileno. 

Esta es la amiga que nos da albergue en su casa –un palazzo– pero en Italia un palazzo es simplemente un edificio de departamentos, allí nos recibe cada vez que vamos a Europa y reclama mucho si no incluimos a Rapallo en nuestro itinerario. Para nosotros- mi esposa, mi hijo y mi nieta-  estar en su casa es un verdadero descanso, pues vivir en hoteles resulta muy agotador y llegar a una casa particular es retornar el ambiente hogareño. Siempre le decimos a nuestra amiga que su hogar es el mejor hotel de Europa y que no hay estrellas suficientes para clasificarlo. Además, a través de ella hemos conocido muchos italianos en esa ciudad y siempre estamos en contacto con ellos.

Mi esposa mantiene una amistad de más de cincuenta años con su amiga y todos los domingos se hablan  por teléfono, pues ella no quiere incorporarse a Internet para establecer otros vínculos más modernos y económicos.      

Los amigos italianos.
El visitar Rapallo tantas veces nos ha permitido desarrollar amistades con los amigos de Francesca, así hemos conocido personajes muy interesantes. Una de ellas es Roberta, una dama muy bella, que ayuda a Francesca en los quehaceres domésticos un par de veces a la semana. Roberta es una mujer hermosa, que  cuida su belleza y parece haber estudiado como caminar y moverse con distinción. Cuando va a cumplir sus tareas, la rutina comienza necesariamente con un café, que es cuando se trasmiten las noticias del pueblo y las tareas a cumplir. Otra amiga de Francesca, y después de nosotros, es la Sra. Rosa, una francesa que antes de la guerra se casó con un italiano, el cual cayó preso de los ingleses y pasó varios años en la India, después se hizo traductor del ejército inglés. La señora Rosa, que es viuda hace varios años, lo recuerda siempre con mucho cariño.

Así, hemos hecho muchos amigos, incluso un  viejo fascista que sigue fiel a Mussolini y lo defiende a brazo partido frente a mis ataques, es uno de los dueños de una empresa de transportes y a pesar de su edad insiste en manejar vehículos con los riesgos que ello implica pues está casi ciego. Este amigo, que es primo de Francesca, la visita regularmente y siempre aparece con un gran paquete de pasteles que me hace endulzar el conversar con el único fascista italiano que conozco. Otra amiga es una vieja señora sarda, que añora su isla y siempre está pensando en volver y destacando que los sardos son todos excelentes. 

Otros de  los mejores amigos son dos profesores de Pavía que vienen regularmente a Rapallo y visitan a nuestra amiga en el interés común que tienen de proteger a los animales. Él es profesor de Historia de la Universidad de Pavía y ella es una mujer de cierta edad que se cuida muchísimo para conservar una silueta juvenil y luce peinados recién hechos. En realidad este conjunto de amigos es muy numeroso y el mejor de ellos es el conserje del edificio, que se ha hecho tan amigo que hasta nos cuenta sus problemas familiares, ya que está separado de su mujer. Su aprecio es tal que siempre cuando nos vamos de Rapallo acude a despedirnos en la Estación (que está una cuadra del edificio) y nos regala algún recuerdo de Rapallo.

De esta manera nuestra relación con Rapallo, ya no es  meramente la de turistas que disfrutan del lugar, sino que es también sentimental, pues la amistad que hemos desarrollado con estos amigos italianos es un vinculo mucho más personal y es la imagen humana que tenemos del lugar, cosa que difícilmente puede ocurrir en otros lugares, donde habitualmente somos unos extraños. 

Patricio Orellana Vargas
patoorella@vtr.net
18 de enero de 2003
12 de junio de 2008

43 thoughts on “Italia, Liguria, Rapallo

  1. Hola. Efectivamente existe en la ciudad de Rapallo la piazza Cile y su nombre se debe a que mi nonna donó esos terrenos que pertenecían a la familia de mi nonno Francesco Zerega. Cuando le preguntaron a mi nonna si quería ponerle algún nombre en particular a ella se le ocurrió Cile (Chile) en honor al país al que habían llegado hacía muchos años atrás.
    Saludos!!

  2. Hola! mi nombre es Ángela , tengo un antepasado de apellido Casareggio que llegó a Chile en aproximadamente 1870. Si alguien tiene conocimiento de este apellido me escribe 🙂

  3. La familia solimano es única. Todos provienen de rapallo lugar en el que se afincaron hace muchos siglos cuando llegaron a italia procedentes desde Turquía en donde nuestro apellido es suleiman que significa Salomón en árabe. Pertenece el apellido a la antigua realeza turca. Somos descendientes del sultán suleiman el magnífico. Leer su biografía en Wikipedia.

  4. Hola mi apellido es Roncagliolo mi Avo proviene de Rapallo, alguien tendrá información de como conseguir la ciudadanía por ese lugar, soy Peruano,

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público.