La hora del arrepentimiento.

Lagos y la pobreza. Mensaje presidencial del 2005

 

Los políticos más destacados, sean de la derecha, el centro, la izquierda o que estén fuera del sistema, coinciden en que el modelo económico ha producido una inmensa desigualdad. Todos, sin excepción, desde la UDI al Partido Comunista, concuerdan que es necesario preocuparse de los pobres. Todos los candidatos, sin excepción, están en esta postura. ¿Habrá llegado la hora de los pobres? ¿O se trata de que la proximidad electoral obliga a todos a hacer las mayores y más generosas ofertas?

Hay propuestas concretas del gobierno, de la UDI, de Renovación Nacional y hasta Adolfo Zaldívar dice que hay que mejorar el modelo.

Quien dicta cátedra en Chile sobre la materia es sin duda el Presidente Lagos. Su elegante y emotiva cuenta a la nación del 21 de mayo, que mereció aplausos casi unánimes, enfrenta este problema y lo explica con claridad. Según el Presidente “Hay quienes han repetido durante años que el crecimiento de la economía produce automáticamente la justicia social. ¡Cuánto se equivocan en estar esperando el así denominado chorreo!” De manera que nuestro Presidente ha llegado a una conclusión sabida por todos ¡Finalmente!

Pero inmediatamente agrega una justificación al modelo económico: “porque el crecimiento económico es una condición indispensable para que una sociedad pueda mejorar sólidamente los estándares de vida de los más desfavorecidos”. Este argumento lo viene repitiendo la derecha hace cien años y su mayor vociferante fue Pinochet.

Insiste en que ” es un falso dilema el de crecer o repartir”.

¿Pero quien puede negar que la política económica de las últimas décadas ha sido crecer sin repartir? Lo que ha resultado verdadero pues se ha crecido pero no ha habido reparto equitativo de la riqueza. El presidente señala que “crecer sin repartir o repartir sin crecer, conduce fatalmente a una crisis social y política”. La conclusión que podemos sacar es que si evidentemente hemos crecido sin repartir, estamos en vísperas de la crisis social y política, responsabilidad ineludible del gobierno.

Perro de nuevo el Presidente, destacado economista y profesor universitario, nos explica lo que pasa: Los otros países de América Latina están mucho peor, por lo tanto “Nosotros estamos orgullosos de lo que hemos hecho”. XXXX Pero la verdad es que la distribución del ingreso es mucho mejor en casi todos los países de la región. Sólo Colombia y Brasil están al nivel de Chile.

Pero también reconoce la realidad: “La distribución del ingreso ha variado muy poco en los últimos 14 años y muy poco en los últimos 30 años”, reconociendo un hecho lamentable y reiterado, conocido por todos.

Pero lo más terrible de toda su argumentación es cuando explica porque ha ocurrido esto: “Responde a causas muy profundas que el país debe ir removiendo con voluntad y entereza. Para mejorar esta situación no existen los atajos ni los caminos mágicos”. Este fatalismo económico es el fundamento del neoliberalismo y era un lugar común en los discursos de Pinochet. Las cosas son así y los deseos humanos no tienen cabida en los procesos económicos.

Basta recodar que Chile está entre los 10 países con la peor distribución del ingreso del mundo, junto a Lesotho, Swazilandia, la República Centroafricana, Sierra Leona y Sud Africa. Pero hay más de 120 países que tienen una mejor distribución del ingreso que Chile. Si tal cantidad de países ha sido capaz de tener una mejor distribución del ingreso quiere decir que la fatalidad económica no es tal y que con políticas económicas solidarias es posible superar esa situación que nuestro Presidente justifica porque hay “causas muy profundas” que impiden cambiar esta estructura. ¿Si los demás lo hicieron? ¿Por qué Chile no puede hacerlo?

Esta teoría es reconocer que Chile, después de casi 15 años de democracia ha empeorado la distribución del ingreso, lo ha hecho por el funcionamiento del modelo económico neoliberal propiciado por el gobierno. Estamos al mismo nivel que la República Centroafricana, que tuvo una dictadura feroz, tanto en Chile como en ese país el 10% de la población, el decil más rico tiene un ingreso 35 veces superior al decil más pobre. Entre 127 países considerados Chile es el séptimo en tener un grupo que goza de una proporción tan importante del ingreso del país.

Todo el énfasis declarativo en favor de los pobres de la Concertación sigue significando que un 18, 8 % de la población es pobre y la indigencia es del 4,7%, lo que el señor Presidente considera como logro porque se han alcanzado a esos niveles. Pero la Concertación prometió eliminar al menos la indigencia y no lo ha hecho.Chile es el paraíso de los ricos, casi no pagan impuestos y tiene leyes que permiten masivamente la evasión. El ingreso fiscal proviene principalmente del IVA y del cobre. El Impuesto a la renta que es decisivo en los países con una distribución más justa del ingreso, en Chile se aplica rigurosamente a los sectores medios exclusivamente. Las empresas extranjeras no pagan impuestos en los hechos. Pero si alguien cree que hay que subir los impuestos surge un griterío atroz en todos los medios rechazando que haya más impuestos que alejarán la inversión y provocarán el estancamiento económico.

La hora del arrepentimiento.
Sin embargo, siendo totalmente contradictorio con lo argumentado hasta aquí, el Presidente presenta al país una batería de medidas inmediatas para paliar la pobreza y para compensar algunas alzas que afectan gravemente a los más pobres:

Subvención escolar de hasta $18.000 mensuales a 400.000 niños de los niveles pre kinder, kinder y primer ciclo básico. XXXX Ampliar la condonación de deudas habitacionales a las familias pobres extendiéndola a deudores del INP e INAP. Y reparación de 40.000 viviendas dañadas por fallas de construcción. XXXX Crear 125.000 empleos de subsistencia para los más pobres. Además habrá subsidios por las alzas de la energía eléctrica (que sólo compensan esas alzas en los sectores más pobres).

Y los sectores medios no quedan olvidados:

-$ 50.000 mensuales de por vida a los funcionarios públicos que jubilen y que tengan rentas medianas o bajas y que actualmente tienen jubilaciones muy inferiores a sus sueldos.

Como puede verse el arrepentimiento del Presidente se expresa en algunos paliativos a la pobreza, importantes en el caso de viviendas para pobres y pensiones mayores para empleados públicos.

Por lo cual se muestra que algo se puede hacer a favor de los pobres, aunque hay que reconocer que sólo se hace ahora cuando hay un gran superávit en los ingresos fiscales. Hasta hace poco esos superávits se usaban exclusivamente en pagar anticipadamente parte de la deuda pública para tener una buena imagen en los círculos financieros. Es mejor estar bien con los bancos que con el pueblo.

¿Más vale tarde que nunca?

Estas medidas que francamente favorecen a los pobres se aplican al final del gobierno, después de años de luchas, por ejemplo, de los deudores habitacionales y de los empleados públicos. Estas iniciativas han sido apoyadas de inmediato por la candidata Bachelet y los candidatos Lavín y Piñera se han acoplado al tren presidencial proponiendo otras medidas que podrían haber sido calificadas de populistas por el zar neoliberal de la economía chilena, el Sr. Ministro de Hacienda. Pero como surgen de la iniciativa del Presidente es posible que sean acogidas y en este caso no se las califique de populistas. Los pobres no pueden esperar y requieren ayuda inmediata, incluso aunque vaya en contra de la doctrina neoliberal que nos rige y se las descalifique como populismo. Sin embargo, las propuestas presidenciales y de los candidatos son medidas aisladas en una política económica global que persigue exclusivamente el crecimiento sin distribución de la riqueza.

Hasta el director gerente del FMI, Rodrigo Rato, durante su visita reciente a Chile, sostuvo que el mejoramiento de la distribución del ingreso se logra con políticas tributarias y de gasto público. Pero Chile es el nido del neoliberalismo más fanático y rechaza una reforma tributaria y en el gasto público se da prioridad a defensa, fomento económico, pagos anticipados de la deuda pública y a los sagrados equilibrios fiscales ¡Somos más neoliberales que el Fondo Monetario Internacional!