Aula de Ética, Eficiencia, corrupción y crecimiento con equidad

Aula de Etica, Eficiencia, corrupción y crecimiento con equidad

 

Aula de Ética, Eficiencia, corrupción y crecimiento con equidad, Bilbao, Universidad de Deusto, 1996, 184 págs.

En septiembre de 1995 se celebró en Bilbao, País Vasco, la tercera sesión del “Taller Iberoamericano de Etica Económica”, en la Universidad de Deusto, para analizar la relación que existe entre la eficiencia económica y la corrupción en el mundo económico. Los asistentes provenían de universidades españolas y latinoamericanas, incluyendo profesores de ILADES de Chile.

El texto desarrolla tres temas centrales: la fenomenología de la corrupción, la eficiencia y corrupción en la reestructuración empresarial y las dimensiones éticas de la actividad económica, todo ello expuesto en 14 ponencias individuales de profesores de universidades españolas, venezolanas, brasileñas y chilenas, todas ellas de orientación católica y específicamente jesuita.

En El contexto humano de la corrupción, el economista Mario Zañartu, de ILADES, describe la magnitud de la corrupción en la época actual, vinculándola a temas bíblicos, sosteniendo que lo que el Señor quiere de nosotros es que seamos felices, pero la tentación surge con el “tener”, el “poder” y el “aparecer”, que descarrilan al hombre de la auténtica felicidad. La teología cristiana ha desarrollado la soteriología, que trata de la salvación del hombre de la corrupción y la muerte. Hay valores universales que son necesarios para sanar el alma de la gente. La laboriosidad, la honestidad, la tolerancia, la apertura al otro y el afán de servicio son algunos de estos valores.

En economía se tiende a maximizar las diferencias y ello no es corrupción, mientras se mantengan los límites y reglas del pacto social. La corrupción aparece cuando se pretenden alterar estas reglas. Todos buscan un crecimiento rápido y están expuestos a la corrupción para lograrlo. Debe considerarse como positivo la igualación de oportunidades de los concursantes y como negativo, el medio corrupto empleado. Aquí se plantean preguntas, las fundamentales.

Cristián Aedo, otro profesor de ILADES, critica las definiciones de corrupción de algunos autores, porque dejan fuera la corrupción privada, y apoya la definición de Tanzi, para quien la corrupción es que las relaciones personales y familiares jueguen un rol en las decisiones económicas. La corrupción presenta costos reales para el bienestar social, porque impactan el producto de la economía, modifican el rol corrector del Estado, se asocia al déficit fiscal, distorsiona el rol redistribuidor del Estado y afecta más a las actividades innovadoras que se inician.

Hay algunos casos en que la corrupción puede tener beneficios, como cuando la legislación vigente no se ha basado en el “interés social” o cuando existen regulaciones excesivas o cuando no se contempla la monetización de las penas y ellas se pueden eludir con las coimas.

La corrupción debe ser detectada y castigada, sin embargo, ello no es fácil, porque se confunde con la incompetencia o la ingenuidad y porque hay sistemas de poder que tienden a pasar por alto los casos de corrupción siempre que sean rentables. Pero normalmente el costo económico de la corrupción excede a sus potenciales beneficios. Debe apuntarse en la dirección de motivar a las personas, tanto demandantes como oferentes de corrupción para actuar de manera más honesta, fundada en la formación personal y en los incentivos para obtener una conducta honesta.

Paulo Meneses, de la Universidad de Pernambuco, sugiere que están surgiendo nuevos movimientos sociales que superarán la dominación económica: los movimientos ecológicos y contra las discriminaciones que conducen a que la acción humana debe estar subordinada a la instancia ética para que sea efectivamente humana. En la Educación hay tendencias que conciben a la persona como capital humano, recurso humano o capital más precioso. Estas orientaciones sugieren que el ser humano puede ser valorizado igual que los otros factores de la producción. Desde esta perspectiva, la educación es meramente un medio. De esta manera el lucro corrompe por dentro la actividad educativa y especialmente a la educación universitaria.

Sin embargo, en la educación había algo religioso y el cultivo del saber era sagrado. Esta tradición no puede apagarse fácilmente y su tendencia es sobrevivir en otros contextos culturales. Tanto para los que no tenían fe como para las congregaciones religiosas, la educación tenía una mística y una ética. Pero en la mentalidad capitalista tienen una preocupación prioritaria el lucro y la rentabilidad.

La investigación es una área universitaria donde estos valores adquieren profunda trascendencia, porque enormes inversiones son hechas por los ejércitos y las grandes empresas en busca de mejor tecnología y ello provoca un efecto devastador en las universidades. Lo que no puede hacerse es subordinar la investigación de las universidades a los requerimientos del aparato productivo. En la Universidad Concordia de Canadá, un profesor fusiló a cuatro de sus colegas después de haber denunciado por mucho tiempo la corrupción existente en su Departamento.

Un pan economicismo que dominara todos los aspectos de la sociedad no generaría riqueza, sino un empobrecimiento de la vida de las sociedades y una corrupción generalizada que perjudicaría fatalmente el desarrollo económico. La educación y la investigación tienen un efecto más positivo en las sociedades en la medida en que son fieles a su esencia y a su ética.

Otro profesor de la Universidad de Pernambuco analiza el tema del Planeamiento, eficiencia, equidad y corrupción, concluyendo que la corrupción provoca competencia entre los corruptores aumentando el coste de los servicios y estos costes son transferidos al público. La eficiencia general del servicio público se reduce como resultado de la corrupción y genera un “efecto metasis” que disminuye el respeto a la ley y a las autoridades, produciendo un cinismo generalizado.

El caso de la corrupción en Venezuela es descrito por el profesor Raúl González Fabre, de la Universidad Andrés Bello de Caracas. La actual situación de estabilidad de Venezuela se apoya en la confianza en el Presidente Caldera, después de dos décadas de experiencias desestabilizadoras de corrupción de Luschini y Andrés Pérez. Pero esta situación no es un fundamento suficiente para la estabilidad democrática.

El entrelazamiento entre el nivel del mercado y el nivel estatal quedó al descubierto con la crisis bancaria de 1994: fraude a los depositantes, uso de los depósitos fuera de Venezuela, auto-préstamos a los directores de los bancos, balances maquillados, apoyo del Banco Central que cubrió gran parte de los fondos desaparecidos. Una parte sustancial de estas pérdidas de 11.000 millones de dólares es atribuible a la corrupción y debieron suspenderse todas las atribuciones de la Superintendencia de Bancos y del Fondo de Garantía de Depósitos (FOGADE), instituciones de carácter público envueltos en todo este proceso.

En Venezuela hay gran corrupción y pequeña corrupción que usufructuó la renta petrolera que pudo haber sacado del subdesarrollo a Venezuela. Conforme a Tanzi, las relaciones personales, al primar sobre las relaciones a distancia, generan la corrupción. En Venezuela, la amistad y el reconocimiento personal dificultan gravemente la instauración de la probidad. El amiguismo y familismo, la coima sutil y no exigida y la gran corrupción son las expresiones de esta situación y unas son fundamento de las otras.

La lucha en contra de la corrupción debe ser con medidas ejecutivas o administrativas y no judiciales (la justicia no funciona y tampoco el discurso ético).

El artículo de Jaime Badiola, de la Universidad de Deusto, analiza las causas de la economía informal en el País Vasco, “desde una perspectiva exclusivamente económica, dejando de lado todo posible análisis ético o antropológico”. El mismo enfoque asume Francisco Sánchez-Marco en su artículo Caracterización y significado de la economía informal, con referencias a América Latina y a Africa. Explica la “anti economía” como los movimientos locales y de apropiación fuera de las grandes corrientes de la economía y llega al concepto de la economía informal en países sin Estado.

Badiola analiza los aspectos éticos de la economía informal, en especial su supuesta ilegalidad; pero la legalidad es ambigua cuando el modelo económico imperante es resultado de los sectores dominantes dentro de la sociedad y no de la libre opción. Pero el sector informal puede ser utilizado por personas sin escrúpulos que exploten a los trabajadores al margen de los derechos laborales. Finalmente, el autor considera que la economía informal es una estrategia de supervivencia, que incluso es favorecida por el sector formal, por las ventajas que comporta.

José Luis Fernández, de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, desarrolla el tema La gestión empresarial frente al fenómeno de la corrupción, intentado establecer las relaciones entre equidad, crecimiento económico, eficiencia, ética y corrupción. El análisis se generaliza más cuando relaciona ética, economía y política. Ante estas complejidades la sociedad española está desencantada y desmoralizada y se simboliza en los rayados del metro que dicen CORRUPSOE. La situación es crítica pero no desesperada, aunque la corrupción siempre es mala, pero es peor cuando afecta a los que deberían dar el ejemplo.

Algunos llegan a igualar el mundo empresarial con la esfera de lo inmoral, pero éste es un análisis simplista. Hay tres focos: el primero es el cobro de coimas a los clientes o de cuentas inexistentes o infladas a la propia empresa. En este caso, los empleados son los corruptos. Otras veces puede ser la propia empresa, al no cumplir las normas legales y, en otros casos, la acción conjunta de varias empresas que actúan en un sector (acuerdos en licitaciones, fusiones y adquisiciones que se celebran para perjudicar al más débil); se trata de las violaciones a las leyes del mercado, de tal manera que “la mano invisible” no pueda hacer milagros, como hacer el bien a partir del mal. Pero el mercado no puede funcionar al margen de ciertos mínimos morales planteados por Adam Smith en 1790 y debe considerar la voz de la gente.

Se están poniendo en marcha planes de reconversión en España que significan eliminar miles de puestos de trabajo, y los planes anteriores de reconversión no parecen haber sido los adecuados. De lo que se trata es de reconvertir sistemáticamente y no traumáticamente. Es tratar de establecer un nuevo estilo y modelo de dirección; en este estilo deben incorporarse los valores éticos, lo que no es fácil, y lo primero es reducir las oportunidades a la corrupción. Corresponde hacer un análisis del entorno para calibrar el nivel de corrupción, un análisis cultural de los valores implícitos y explícitos de la empresa y una propuesta de principios éticos: Código Ético, Credo Corporativo, Comités Éticos, Capacitación Ética, Auditoría Ética, etc.

Javier Gorosquieta, de la Universidad de Deusto, analiza el tema Empleo, ética y reconversión: El caso de España, describiendo los procesos de destrucción de empleos en las crisis y reconversiones desde 1978. ¿Ha sido inevitable?

Desde la ética se puede sostener que el derecho al trabajo es un derecho básico según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución española y también corroborado por el Concilio Vaticano II. Si la reconversión es desempleo, ¿debemos condenarla? La respuesta es no, porque el empresario tiene derecho a la supervivencia y a la modernización para salvar puestos de trabajo. La solución debe venir por el crecimiento global en un contexto de solidaridad nacional e internacional, sin apostar por el individualismo o liberalismo extremos.

Los poderes públicos deben poner en la práctica una política de pleno empleo y el subsidio al desempleo conforme a doctrina de la Iglesia.

El punto de vista empresarial es expuesto por Gerard Verna, del Instituto de Empresa, en la ponencia Los efectos de la mundialización. Las empresas deben enfrentar la mundialización compitiendo internacionalmente o actuar sólo en el mercado interno si producen bienes y servicios con ese destino exclusivo. La reconversión debe hacerse impidiendo algunas modernizaciones que asesinan el empleo, modernizando los empleos en vez de disminuirlos e incitando a crear o volver a recrear algunos empleos.

La adaptación no debe ser brutal, sino dentro de acuerdos que prohíben las subvenciones o las barreras aduaneras. Hay que establecer sueldo mínimo nacional y normas laborales, respetar la frontera entre vigilancia tecnológica y espionaje industrial.

No se pueden poner las mismas condiciones éticas a todas las empresas; varía según el sector de actividad o su posición estratégica. Hay que vigilar, pero no podemos imponer normas a las empresas que están sometidas a la ley de los mercados internacionales.

Idelfonso Camacho, de la Facultad de Teología de Granada, con su ponencia Dimensiones éticas del modelo “transformación productiva con equidad”, es quien se aproxima más a la insuperable contradicción empresa-ética y reconoce que “entre el idealismo ético y el pragmatismo económico es casi imposible tender puentes”.

Su defensa de la ética se hace a través del modelo de 1990 de la CEPAL, de “transformación productiva con equidad”. Lo fundamental es compatibilizar crecimiento económico con equidad, y la obsesión de la CEPAL va a ser discernir qué políticas favorecerán esta complementaridad.

El artículo La matriz economicista como determinante de la lógica sociopolítica y moral, de Demetrio Velasco, de la Universidad Deusto, parte del supuesto de “la colonización de toda la vida por la lógica economicista”. Esta lógica será generadora de tendencias suicidas y homicidas o ecocidas.

Se impone un cambio de paradigmas inspirándose en Rousseau, Stuart Mill y Marx, partiendo de un concepto de justicia social. Se trata de apostar por una democracia participativa frente a los postulados neoliberales y neo-conservadores para salir de la matriz economicista.

El último artículo es el Xabier Etxeberria, también de la Universidad Deusto, quien enfrenta la contradicción Norte-Sur a partir del concepto de dignidad. Pero en la realidad se pregunta Etxeberria: ” ¿No parece chiste pedir a la actividad económica que esté inspirada en la fraternidad/solidaridad?”.

Pasando de la ética del derecho a la ecología que trae el desafío de la autoeliminación: ¿No será hora de desmistificar el crecimiento del PIB como la solución a todo? Hay algunos pasos como el IDH (Indice de Desarrollo Humano) de las Naciones Unidas y los análisis que contemplan costos y beneficios en todos los plazos y con los efectos previstos y no previstos. Todo esto lleva a destacar la importancia de la organización ciudadana y la organización de la sociedad civil.

Comentario
Esta colección de reflexiones es de muy dispar nivel y especialmente contrastan distintas éticas, desde las fundamentalistas hasta las justificatorias del olvido de la ética para poder competir. Refleja que los temas valóricos están muy débilmente desarrollados en el sector empresarial y que las ambigüedades de las ponencias muestran la contradicción entre el afán de lucro y los principios, reconociendo siempre una base pragmática que tiende a justificar el olvido de los principios, aunque algunos autores ─especialmente jesuitas─ citan los valores sostenidos por Adam Smith, Rousseau o por la Iglesia Católica. La obra refleja la confusión ética que existe en el mundo empresarial y la falta de fundamentos y estudios de aquellos que pretenden aconsejar a los empresarios, reconociendo, a cada paso, las exigencias justificatorias de la competencia. Los diversos artículos sobre reconversión tocan los aspectos éticos de manera marginal y son marcadamente economicistas.

Como señala Idelfonso Camacho, “el peligro de la ética consiste con frecuencia en quedarse en el nivel de las grandes afirmaciones. Realización de la persona, libertad, justicia, equidad, solidaridad, son palabras recurrentes…” que no “se traducen en propuestas viables y operativas…” la ética está desconectada de la realidad.

La esperanza de que la ética influya en el capitalismo salvaje es aún menor y, en realidad, lo único viable parece ser, impregnar de valores éticos a la persona y al Estado, como únicos diques al pragmatismo económico.

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