Claude, Marcel, El retorno de Fausto

Ricardo Lagos y la concentración del poder económico

Reseña y comentario

El retorno de Fausto

Ricardo Lagos y la concentración del poder económico.

Marcel Claude

Ediciones Política y Utopía, Santiago, 2006.

Patricio Orellana Vargas

Las evaluaciones son necesarias en todo proyecto y en el caso del gobierno de un determinado período o Presidente son inestimables. Sin embargo, este libro no es una simple evaluación del gobierno de Ricardo Lagos desde la perspectiva de lo ofrecido a la ciudadanía y los resultados. El objetivo del autor es comparar y en consecuencia evaluar las tesis del autor de “La concentración del poder económico” y su política como presidente de la República de Chile.

Ricardo Lagos, destacado economista que se hizo famoso con el libro mencionado, que se publicó en 1960 y que caracterizó a la economía chilena  como el campo de acción de un reducido número de grupos económicos que dirigían un proceso de creciente concentración del poder económico que simultáneamente significaba concentración del poder político y concluía sosteniendo que era imprescindible enfrentar ese poder que está al servicio de unos pocos que al amparo de la libertad ponen a prueba la democracia misma.

Sin embargo, la política económica central del gobierno de Lagos fue precisamente lo contrario a lo sostenido en su obra. Su gobierno favoreció absolutamente a los grupos económicos y estimuló la concentración económica recibiendo el aplauso de los líderes de esos grupos.

De esta manera, Lagos es el doctor Fausto, el personaje del drama de Goethe, que como sabio y doctor parte a buscar una verdad superior y mejor, pero para ir más allá necesita la asesoría del demonio y juntos emprenden un viaje, en el que el doctor Fausto termina abandonando el bien y transformándose en un discípulo del diablo, negando todos los valores que tenía al comienzo de la aventura y terminando adorando la negación de los principios que habían guiado su camino inicial del saber superior.

Con gran rigurosidad, Marcel Claude muestra como el economista, político y estadista que adhería a los principios socialistas y de avanzada  termina con una práctica totalmente adversa y que lo transformó en un neoliberal que recibe el cariño y el aplauso de los dueños de los grandes grupos económicos. Pero para seguir ese camino cuesta abajo, va resolviendo sus conflictos entre lo que pensaba y lo que hacía, con discursos y digresiones  que mantienen una invocación al contenido social de sus acciones pero que en el fondo son meras excusas como lo señalan los resultados.

El mito de Fausto es el drama de Lagos que para llegar a la presidencia vendió su alma al diablo y cuando la ejerció, simplemente siguió la diabólica política del neoliberalismo, porque esa era la condición para llegar a esas alturas, con lo que dejó atrás al Lagos socialista que había luchado en contra de la dictadura para efectuar los cambios económicos y sociales que enfrentaran la miserable situación de la mayoría.

Pero que no se engañe el lector. La obra no se queda en esa premisas y conclusiones, sino que detalladamente y con el argumento habitual de los economistas –las cifras- demuestra como Lagos estuvo prácticamente al servicio de los grandes grupos económicos y que éstos prosperaron más que nunca durante su gobierno. Lagos es así la negación de Allende, quien fue consecuente con sus ideas, mientras que Lagos las cambió totalmente. Esta contradicción brutal es la modernización propiciada por Lagos, que se afinca en los resultados, pero que se aleja de la modernidad, ya que ésta necesariamente debe significar un fortalecimiento de la democracia y niveles mayores de participación.

Lagos representa así, la pérdida de la oportunidad de ser honesto y coherente con los principios, la aceptación de un capitalismo desenfrenado como ineludible y la resolución del problema moral de esta contradicción con la acomodación del discurso que muestra los logros beneficiosos para los grupos económicos como hitos del desarrollo del país y su pueblo.

La concentración del poder económico.

Este es el  título de la obra que contiene la utopía de Lagos. Es un análisis y diagnóstico de la economía chilena en la década de los sesenta. El proceso de concentración económica significa que unas empresas absorben o liquidan a otras y como resultado de las imperfecciones del mercado, estas grandes empresas logran ventajas que las hacen cada vez más importantes pues  las integración horizontal o vertical  les permite reducir costos y hacerlas más competitivas. Al no existir legislación que las limite, como ocurre en los países desarrollados, tienden a transformarse en oligopolios o monopolios que privilegian su crecimiento y descartan cualquiera apoyo al desarrollo social. Al constituirse en grupos económicos, las empresas logran mantener cierta independencia, pero actúan coherentemente con la finalidad de quienes dirigen el grupo, acrecentando la acumulación del capital para lo cual los bancos  ya no son simples intermediarios financieros, sino que pasan a ser los dueños del capital. A su vez los bancos son propiedad de estos grupos económicos.

La investigación de Lagos sigue vigente, pues los grupos económicos siguen siendo la forma  que alcanza el más alto grado de concentración económica, como lo sostuvo Lagos hace 45 años y estos grupos generan lazos que se manifiestan en todos los ámbitos de la sociedad.

Según Lagos, esta concentración agudiza la redistribución regresiva del ingreso y los pobres son cada vez más pobres, mientras que en el extremo superior ocurre lo contrario.

En  la década actual , Lagos preconizó el desarrollo con igualdad, pero  durante su gobierno Chile se ubicó como uno de los países con peor distribución del ingreso del mundo.

Las grandes empresas necesitan llegar a todos los mercados y esta fue la política exterior fundamental de Lagos, período presidencial en el que se firmaron más tratados de libre comercio que permitía al 1% de las empresas exportar  aprovecharan los TLC para colocar sus productos sin barreras aduaneras o con menores impuestos de este tipo.

En su investigación, Ricardo Lagos aseguraba que la relación entre estos grupos económicos y la política se acrecentaba al crecer su poder económico. Una de las características que  describió de estos grupos fue su carácter multifacético, lo que se expresa que actúan en casi todos los campos económicos como ocurre actualmente con los grupos Luksic, Agelini y Matte, que controlan los sectores de la minería, la pesca, las telecomunicaciones, los combustibles, los bancos y el sector forestal. Lagos, en el libro citado. Advierte que los medios de comunicación “están dominados por los diversos grupos”. Lo que actualmente se mantiene y acrecienta ya que los grupos económicos controlan casi toda la prensa escrita y lo más importante de radio y TV.

El profundo carácter socialista del  Lagos de los años 60 se manifiesta claramente al sostener “la única y verdadera solución, es entonces, la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, los cuales deben pasar al Estado. En la medida que dicha propiedad subsista, todas las leyes que se dicte sólo serán paliativos que jamás conseguirán la eliminación definitiva de las diversas formas de la concentración”.   

El modelo rentista de acumulación.

En el Capítulo 2, Claude define el modelo vigente de desarrollo capitalista de Chile como “modelo rentista de acumulación y grupos económicos”. Los grupos económicos se han apoderarse, a través de diversos medios,  de los principales recursos naturales de Chile, logrando una gran cuota del cobre y otros minerales, la casi totalidad de la riqueza pesquera y la tierra apta para bosques. D e esta manera, la renta que generan estas riquezas y que deberían integrar el patrimonio nacional, pasan a los grupos económicos que las llevan a los bancos, transformado estos recursos en capital financiero con el cual pueden expandir sus actividades.

Con abundantes datos estadísticos demuestra que las exportaciones y los servicios financieros son las actividades que mayor significación tienen en el PIB y que durante el gobierno de Lagos aumentaron. Agrega que el 82% de de la deuda comercial corresponde a las grandes empresas y el aporte del factor trabajo disminuyó de 52,5% en 1970 a 32,9% en 2005. El cobre, principal riqueza del país, nacionalizada durante el gobierno de Allende, en el gobierno de Lagos la minería privada superaba a CODELCO,  aportaba sólo  1.960 millones de dólares como impuestos mientras que CODELCO duplicaba esos aportes en el  2005. Además las depreciaciones aceleradas y diversas artimañas permiten a las empresas privadas eludir el pago de impuestos y hay casos de empresas que durante 20 años no han pagado impuesto alguno. Chile es el paraíso del capital privado siendo la tributación sólo el 14% de la rentabilidad en el cobre, mientras que en Perú es el 30,5, en México el 36,6, en Bolivia el 30,5. En el oro la situación  es aún peor para Chile.

Claude demuestra cómo en la minería del cobre, el empleo es cada vez menor, mientras que en  la gran minería privada del cobre las utilidades pasaron de 1268 millones de dólares en 2003 a 17,300 millones en el 2006.

El grupo Luksic es estudiado detalladamente en esta parte, dado su importancia en la actividad minera, pero lo amplía al referirse a su actividad en diversas áreas de la economía. Un gráfico muy interesante es el que muestra al aporte del grupo Luksic a desarrollo de Chile en el año 2005. Mientras aporta el 3% del PIB, sólo contribuye con el 0,1% de los ingresos tributarios totales  y genera apenas el 0,4% del empleo.

En el caso del sector pesquero, el gobierno ha favorecido explícitamente a los grupos económicos entregando este recurso a las grandes empresas, ya que en varias regiones las cuotas pesqueras de algunas especies superan el 90% mientras el sector artesanal sólo tiene accesos a cuotas mininas que en algunos caso no superan el 2%. Este sector es estudiado en detalle como una generadora de renta para los grupos económicos que está desvastando la masa pesquera del país. Cada vez hay menos empresas porque están más concentradas. También este sector aporta muy poco al empleo. Mientras que 94% del empleo del sector es generado por el artesanal, las grandes empresas aportan sólo con el saldo. Al mismo tiempo, donde la actividad pesquera es importante, no ha contribuido casi nada al desarrollo económico de las respectivas regiones como lo demuestran las estadísticas CASEN, mientras que las utilidades de las grandes pesqueras crecen. La ley de Pesca, aprobada durante el gobierno de Lagos, favoreció con diversos mecanismos a las grandes empresas pesqueras, lo que les permite usar métodos de pesca que están agotando este recurso en todo el mar territorial. 

Las ventas del grupo Angelini  representan el 6% del PIB, mientras que al aporte tributario es del 1% y su empresa COPEC  sólo genera el  0,2%  del empleo.

El sector forestal ha tenido un desarrollo espectacular en 1986 produjo 7000 mil toneladas de celulosa y en 1988 había crecido en un 160%  y en el 2004 el sector forestal era el 3,4% del PIB esto se logró plantando pino radiata y eucaliptos desplazando al bosque nativo pero  el empleo tiende a disminuir constantemente  y las comunas forestales están entre las más pobres del país, mientras que el grupo Matte, figura en el ranking Forbes muy bien posicionado con un patrimonio de 2.800 millones de dólares en el año 2004.

Uno de los sectores más afectados por la expansión de las plantaciones madereras es la etnia mapuche. En 1979 tenía un patrimonio de 350.000 hectáreas y en el 2004 sólo le quedaban 250.000 y sus reivindicaciones han sido aplastadas aplicándoles la ley antiterrorista por sus demandas y acciones. Esta ley que fue un instrumento terrorista de la dictadura y que la Concertación había prometido no aplicar ha sido utilizada en contra de esta minoría explotada y empobrecida.

 Las ventas del grupo Matte son el 2% del PIB y su aporte a los ingresos tributarios es del 0,2% y el aporte al empleo de su empresa CMPC es de 0,1%.

El crecimiento con desigualdad.

Hernán Somerville,  de la Asociación de Bancos y de la Confederación de la Producción y del Comerció   aplaudió a Lagos y expresó la satisfacción de su sector con la alabanza: “mis empresarios aman a Lagos”. Aunque algunos de los partidarios de Lagos pretenden que con ello se trató de alejar a los trabajadores de Lagos, no es menos cierto que este tipo de aplausos le aumenta el apoyo de sectores empresariales y medios.

A pesar de que el crecimiento económico durante el gobierno de Lagos fue de un 4,4%, las grandes empresas tuvieron un crecimiento mucho mayor.  En  el 2001 quebraron más de 700 empresas pero las grandes empresas alcanzaron a generar el 40% del PIB. El desempleo aumento durante todo el gobierno de Lagos  alcanzando casi el 9% mientras que durante el gobierno de Aylwin había estado en niveles inferiores al 7,5%.

Según el Banco Mundial, entre 124 países, Chile es uno de los países con peor distribución del ingreso en el año 2005, ocupando el puesto 112, a sólo 12 puestos del último lugar y lo que es más grave, la situación tiende a empeorar, cinco años antes el ingreso del 10% más pobre era de 1,4 % y pasó al 1,2% mientras el 10% más rico que percibía el 46% subió al 47%. Chile está al nivel de los países africanos más pobres del mundo. Esta comparación se detalla y es coherente con otros indicadores como escolaridad, suicidios, analfabetismo, mortalidad de menores de 1 año, etc. Casi el 20% de la población vivía en condiciones de pobreza en el 2005 y el 90% de los habitantes de la Región Metropolitana no alcanza al ingreso familiar de $820.000 que los definiría como de clase media.

El empleo, se logra con muy bajas remuneraciones como en el caso de la industria del salmón, cuyos trabajadores reciben menos de $200.000 mensuales. En el Chile del presidente Lagos la situación de los trabajadores es tan deficiente que la OIT considera que sólo 32,1% de las personas tiene un salario  calificado como decente. El salario mínimo que está muy lejos del salario decente ni siquiera es aplicado a todos los trabajadores,  y el 40% recibe $ 110.000. El 70% de los trabajadores con jornada parcial no cotizan en el sistema previsional y el 38% de los empleados están en el sector informal y la sindicalización es mínima.

La Dictadura redujo la participación de las organizaciones de la sociedad civil  y la Concertación ha mantenido una política similar. La mayor influencia la logran los medios de comunicación, y los grandes grupos económicos. Las organizaciones sindicales están el puesto 32, al final de todos según una encuesta del PNUD.

 El sofista de la Transición.

Lagos ocultó esta política pues en sus discursos destacó los avances en términos absolutos, que aparecen como espectaculares, pero cuando se ve su importancia relativa se concluye que son insignificantes. En uno de sus discursos señala que Chile  está viviendo una revolución informática: un millón de hogares tiene computador y la mitad tiene Internet. Destaca que 115.000 personas han participado en campañas de alfabetización digital. Pero en términos relativos esto significa que sólo el 13% de los hogares tiene Internet y que los alfabetizados son  el 0,7% de los chilenos.

Destaca cifras en educación: 50 mil nuevos cupos en educación parvularia, un millón y medio de estudiantes parvularios tiene alimentación, pero la verdad es que el sistema educacional es elitario, desigual y en general muy malo, como toda la sociedad lo comprobó en los años siguientes. Sólo se gastan  $30,000 mensuales por alumno en  el sistema municipal, mientras que en el privado este gasto es de $150.000. Los resultados del Simce muestra que de los 30 mejores colegios 27 son privados. El promedio internacional Simce en el 2004 fue de 467 puntos en Matemáticas, Chile sólo logró 387,5, al mismo nivel que Filipinas Bostwana, Arabia Saudita, etc. NI mientras Lagos era Ministro de Educación ni cuando fue Presidente el problema educacional no fue enfrentado.

Un sofisma que Lagos repitió como un gran éxito fue la interpretación de que las modificaciones hechas a la Constitución de Pinochet la habían transformado sustancialmente y  ya era democrática.  Sin embargo, hay consenso que los cambios fueron insignificantes.  

Claude hace una comparación entre los conceptos de utopías de Albert Camus y el concepto de Lagos de “utopía posible”.  Si por ello Lagos entiende la necesidad de justicia, democracia, paz social y equidad, evidentemente que su gobierno no alcanzó estos objetivos según los conceptos de John Rawls.

Las antípodas de Allende.

Lagos tenía una imagen de estadista con ideas progresistas y decidido a alcanzar la democracia para Chile: La llegada de un socialista a la Moneda hizo surgir  esa ilusión.

Cuando Lagos llegó a La Moneda, los trabajadores captaban el 47% del ingreso nacional, cuando salió sólo alcanzaban al 33% del PIB. En realidad no fue el segundo presidente socialista de Chile sino que el tercero de la Concertación., conglomerado que pactó con los que derrocaron a Salvador Allende.

En el libro de Lagos sobre los grupos económicos, convocaba  a la “única y verdadera solución, entonces, la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, los cuales deben pasar al Estado”.

En el año 2005 Lagos  decía: “Tanto Andrónico Luksic como Anacleto Angelini me merecen admiración. Cuando era chico había un libro que se llamaba “Forjadores de Chile”, y ahí figuraba José Santos Ossa y otros personajes que no salen en la mayoría de los libros de historia, donde  aparecen sólo Presidentes y generales. Mi percepción es que ellos son los forjadores de ahora”.

Palabras finales.

Marcel Claude termina su obra con la siguiente pregunta: ¿Habrá Ricardo Lagos repetido la tragedia clásica de Fausto, renunciando a sus sueños y utopías originales, para abandonarse a la innoble práctica de seducir, engañar y torcer la realidad?

Por nuestra parte, como comentaristas de este libro, nos preguntamos: ¿Esta obra es la lápida final a las aspiraciones de Ricardo Lagos de volver a la Presidencia de la República?.

20071015

Administrador Público, ex profesor de la Universidad de Chile.

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