Echeverría, Rafael Ontología del lenguaje

Rafael Echeverría, Ontología del lenguaje

 

Rafael Echeverría, Ontología del lenguaje, Santiago, Dolmen Ediciones, 1998, quinta edición, 433 Págs.

La materia tratada en este libro, que es netamente de Filosofía, se separa de la metafísica dentro de la cual se ha mantenido la preocupación por explicar al ser humano, aunque sigue profundamente marcada por la intención de que sea “un libro sobre la ética de la convivencia humana” y estableciendo que “lo social es siempre un fenómeno lingüístico”.

Los postulados centrales de la obra son tres interpretaciones:
– Los seres humanos son seres lingüísticos.
– El leguaje es generativo (genera ser y es acción).
– Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él.

Estas tres interpretaciones son la materia del primer capítulo.

El lenguaje es recursivo, lo que significa que es un espacio de reflexión, por ello la razón es una función del lenguaje. Conclusión que lo separa inmediatamente del racionalismo cartesiano que consideraba el pensamiento como base de la existencia. Esta capacidad recursiva nos permite observarnos a nosotros mismos y al sistema en el que estamos y también cambiar este sistema.

El ser humano es una construcción lingüística de carácter social, porque el lenguaje al que pertenecemos es una cultura en la que crecemos que nos permite establecer una coordinación de coordinaciones del comportamiento. Los hombre “somos lo que somos a partir de las relaciones que establecemos con los demás”.

Para Echeverría el sufrimiento es un fenómeno lingüístico, no así el dolor que tiene una base biológica. Si sufrimos es porque hemos hecho interpretaciones que provocan sufrimiento. De la misma manera es el lenguaje el que nos permite lidiar con el sufrimiento porque podemos levantar otras interpretaciones.

Los actos lingüísticos básicos.
El lenguaje no es pasivo, al contrario es activo. No sólo interpretamos el mundo sino que lo cambiamos.
Las afirmaciones consisten en interpretaciones o proposiciones acerca de lo que observamos: “la manzana es roja”. Con los demás podemos compartir esta observación y en este contexto decir si es verdadera o falsa (no verdadera en el sentido de Verdad, sino en compartir la misma afirmación en el sistema en que estamos).

Las declaraciones consisten en generar un nuevo mundo para nosotros. Ya no estamos interpretando lo observado, sino que cambiando el mundo, así cuando un grupo de personas se reunió en Filadelfia en 1776 y declaró rotos los lazos de unión de las colonias americanas con Inglaterra, se cambió el mundo Otra declaración es cuando un profesor le dice a un alumno: ¡Fuera! Esta declaración provoca el cambio futuro, el curso ya no es el mismo. También son verdaderas o falsas según el poder de la persona. Si en el primer ejemplo Inglaterra logra la victoria, la declaración fue nula, si el profesor no logra que el alumno salga, la declaración fue falsa porque no cambió nada. Las declaraciones pueden ser de negación, de aceptación, de ignorancia (genera el aprendizaje), de gratitud, de perdón o de amor.

Las promesas son “un compromiso manifiesto mutuo” porque para que exista debe haber aceptación. Requiere un orador, un oyente, una acción que se llevará a cabo y un factor tiempo. Son dos proceso: hacer la promesa y cumplirla.

Los juicios difieren de las afirmaciones en el sentido que las primeras están basadas en un consenso cultural, por ejemplo: “IBM es una compañía de computación”. Esto será aceptado porque se tiene información de que es así. Pero si decimos “IBM es la mejor compañía de computación” estamos emitiendo un juicio que puede ser rechazado por algunos. “Yo creo que la mejor es Apple”. Aquí se puede discrepar. Por estas razones los juicios son declaraciones, aunque no todas las declaraciones son juicios. En un partido de fútbol los jugadores pueden gritar “Gol”, pero no es gol hasta que el árbitro declare: “gol”. Esta declaración es válida, porque tiene poder. Los juicios también serán válidos según el poder del que los dice, pero además requieren estar fundados en una tradición. Pero los juicios no son ni verdaderos ni falsos, pero los seres humanos son, según Nietzsche, animales que enjuician.

Los juicios se fundan en las siguientes condiciones:
-acción hacia el futuro.
-estándares en relación a la acción proyectada.
-un dominio de observación específico
-las afirmaciones que proporcionamos respecto de los estándares sostenidos, y,
-no haber fundamento para apoyar el juicio contrario

Los juicios tienen estrecha relación con la ética, porque implican valores . Las virtudes son aquellos valores que aseguran la mejor convivencia de los miembros de una sociedad y se basan en el respeto mutuo, que constituye la base ética de la ontología del lenguaje.

El lado oculto del leguaje.
“La comunicación humana tiene dos facetas: hablar y escuchar”. Siempre se ha pensado que el hablar es lo activo y escuchar es simplemente pasivo, pero el escuchar es lo que da efectiva validez a lo hablado.

Echeverría rechaza la conocida teoría de la comunicación basada en el transmisor y el receptor, porque sostiene que ella surge del estudio de aparatos y no de personas. En la comunicación humana el sentido es lo primordial. Decir y escuchar son fenómenos distintos y distinto puede ser lo que habla con respecto de lo que se escucha.

No es lo mismo oír que escuchar. Uno es biológico (se pueden oír ruidos), mientras que el otro es interpretar, ello es lo que produce comprensión, pero con mayor precisión lo que interesa son las acciones involucradas en lo que se dice. El hablar implica: articular las palabras, la acción implícitas y las acciones que ocurren porque se dijo algo.

De manera que lo que importa es el acto y no el agente, lo que implica estudiar las intenciones e inquietudes que hay detrás del hablar.

Si el hablar es un acto, el escuchar también lo es porque interpretamos y esto implica cambios en el futuro. Hablar es actuar y esto provoca cambios. Por ejemplo al hablar se puede abrir una puerta a nuevos espacios (una nueva teoría), de manera que el que escucha también provoca cambios pues puede entrar en esos espacios. Lo que es lo mismo, se pueden cerrar espacios, lo que también es cambio. El hablar modifica lo posible para el otro (por ejemplo, la seducción).

El hablar y escuchar es parte de la conversación e implica revelar lo que somos. Debemos aceptar al otro para que el leguaje pueda surgir. La apertura es esencial y la confianza afecta directamente la credibilidad de lo dicho.

El escuchar es tan importante que “esto ha llegado incluso a ser una cuestión en la que está en juego la propia sobrevivencia de la humanidad.”.

Acción y lenguaje.
Las acciones humanas tienen un componente interpretativo basado en el lenguaje que nos transforma en seres éticos, porque no podemos dejar de otorgarle sentido a nuestra existencia.

El concepto cartesiano de la racionalidad no tiene sentido, porque es una interpretación que pertenece al dominio de las explicaciones. Hay un estado donde la conciencia es mínima, es el estado de la transparencia (cuando estamos haciendo cosas sin pensar en ellas, como conducir un automóvil o caminar). Pero este estado tiene quiebres que obligan a pensar (por ejemplo: no vi la luz roja, tropecé porque iba distraído). Son juicios que se emiten para enfrentar el quiebre y Pueden ser positivos o negativos (estaba distraído, soy descuidado o el semáforo está malo, no se ve, no se preocupan de quitar las piedras en el camino)

Las acciones son siempre distinciones lingüísticas y en algunos casos tienen una base biológica que se combina con la distinción. Distintos observadores ven una acción y formulan aseveraciones semánticas muy diferentes, porque el observador está en lo observado: “Juanita está corriendo”, “la mujer huye de un perro”, “la joven está jugando con su mascota”. El observador hace que lo observado tenga sentido. El observador lo ve desde sus propias inquietudes.

La recursividad, que significa volver a sí mismo, permite al observador observarse (Reflejarse). Esta es una capacidad humana fundamental y permite dar infinitas vueltas sobre el objeto y sobre sí mismo.. En este sentido pueden distinguirse acciones directas y reflejas. Hay prácticas sociales que dirigen la acción, en este caso es una acción recurrente, en cambio si se reacciona de manera no establecida, porque no hay cánones, la acción es contingente. Las prácticas sociales se hacen transparentes fácilmente (por ejemplo damos la mano automáticamente al saludar). No es necesario pensar qué hacer, ya está el padrón y se actúa según pautas conocidas como en un baile.

Estas prácticas sociales pueden ser tratadas como juegos del lenguaje. Una receta de cocina es la expresión lingüística de la preparación de una comida. Es como si la virtualidad rigiera la realidad.

Las conversaciones.
Hablar y escuchar aparentemente son fenómenos distintos, pero es una distinción artificial pues son dos dimensiones del lenguaje. Cuando hablamos siempre hay alguien escuchando (incluso cuando se está solo) y cuando escuchamos siempre hay alguien hablando. Esto es la conversación.

Hay diversos tipos de conversación cuando hay un quiebre: de juicios personales, de coordinación de acciones, para posibles acciones; y; para posibles conversaciones.

Las conversaciones pueden ser públicas o privadas. Las privadas pueden ser consigo mismo o en la confidencia de algún secreto. La pública es la que no se oculta. Los límites entre una y otra son difusos y pueden cambiar constantemente.

Las empresas son redes estables de conversación que trascienden a sus miembros. No es su nombre, ni sus locales o productos. Trascienden a sus dueños y líderes. Ford existe sin Ford. Las empresas aseguran su existencia haciendo ofertas y aceptando demandas: conversan.

Los miembros de una organización comparten un trasfondo que se denomina “cultura organizacional”. No sólo se comparte un pasado común, también un futuro común y todo ello es a través de conversaciones. El nivel donde más claramente se aprecia lo conversacional es en la gerencia. En efecto, los gerentes son personas que están permanentemente involucradas en conversaciones: coordinación, contratos, órdenes, despidos, ascensos, metas, ventas, construcción de alianzas, etc.

Emociones y estados de ánimo.
Además del lenguaje existe el dominio corporal y el emocional. Estos tres dominios están en permanente relación.

Las emociones son específicas y reactivas, en cambio, los estados de ánimo son más permanentes y “viven en el trasfondo desde el cual actuamos”. Siempre estamos dentro de un estado de ánimo y ello predispone y “define un espacio de acciones posible”

El lenguaje depende del estado emocional y éste no es exclusivamente individual. Hay estados de ánimo sociales. En 1991 existía un estado de ánimo muy negativo en Estados Unidos, en relación a la guerra del Golfo Pérsico. En las empresas se pueden desarrollar distintos estados de ánimo y hasta pueden manipularse, Hitler utilizó el estado de resentimiento alemán como consecuencia de la guerra del 14, para poder ascender al poder y generar la segunda guerra mundial.

Existen cuatro estados emocionales básicos: resentimiento, aceptación, resignación y ambición.

El resentimiento ocurre cuando luchamos por algo que no podemos hacer. No es posible la facticidad del acto. Y hay que encontrar un culpable contra el cual descargar la frustración (no sobre nosotros mismos). Nietzsche decía que el resentimiento envenenaba.

El estado de ánimo de aceptación y paz es la reconciliación con la situación que tuvo facticidad o que con el tiempo fue aceptada.

La resignación es aceptar que lo que ocurrió en el pasado no puede ser cambiado, pero existe un futuro abierto.

La ambición identifica amplios espacios para la acción que pueden provocar el cambio. Desde el punto de vista lingüístico es un juicio sobre el futuro. Para el catolicismo la ambición es peyorativa, mientras que para el mundo anglosajón es una virtud.

Ontología de la persona.
La persona es la forma de ser humanos. Y ¿qué son los seres humanos? Hay muchas respuestas entregadas por la filosofía: “animal político”, “animal que usa herramientas”, ¿animal poético?, ¿animal religioso?, ¿ser que pregunta?. Una respuesta es la racionalista otra es la religiosa: Dios nos ha dotado de alma. Otra es la que considera que el lenguaje es lo que caracteriza a los humanos y que somos seres lingüistas que viven en el lenguaje.

Tradicionalmente se sostiene que actuamos de acuerdo a lo que somos. Pero la concepción opuesta “somos de acuerdo a lo que actuamos” no niega lo opuesto pero al actuar nos transformamos.

La persona es lo que otorga coherencia a las acciones que realizamos pero la acción es todo y el actor es ficción (según Niezsche). Si nos preguntamos con qué propósito se realizan las acciones, la respuesta no puede ser la de considerar que Dios o la Naturaleza son los responsables. En realidad no hay propósito. No se puede asignar un propósito a la evolución. No hay un destino pero la persona permite que exista el propósito humano.

El concepto de persona no es lo mismo que individuo, aunque dentro de los cánones occidentales la persona es individualista. Sin embargo, durante la mayor parte de la historia humana existió una estrecha relación entre persona y comunidad y se pertenece a una comunidad compartiendo un lenguaje.

La persona puede ser identificada en cinco dominios distintos: el dominio experiencial, el discursivo, el performativo, el moral y el emocional. La persona como principio de coherencia de las acciones que realiza tiene fuerzas conservadoras que la empujan a mantenerse dentro de los padrones de comportamiento fijados y a veces lleva a creer equivocadamente que la persona es inmutable. Pero hay otras fuerzas transformadores que determinan que el ser humano está en un proceso continuo de cambio.

Lenguaje y poder.
A través de toda la obra el tema del poder esta presente: el poder de la acción, el poder de las conversaciones, el poder de hacer juicios y el poder de los juicios, etc.

Tradicionalmente el poder se ve en una perspectiva peyorativa, como la sustancia de algo, que ocupa espacio, de tal manera que es como el líquido que ocupa una vasija y que debe vaciarse para que llegue nuevo poder o es el espacio en la cumbre, donde sólo caben unos pocos y para admitir otro hay que desplazar a alguno de los que estaban en esa cima. La visión negativa del poder está presente en el marxismo y en el discurso católico. Se traduce en juicios como “el poder es maligno” o “el poder corrompe”.

Esta negación del poder es una degradación de la vida. El hombre está arrojado en el camino del poder y no puede salir de él. La concepción negativa del poder es metafísica y señala que sólo hay otros dos caminos disponibles: la verdad y la salvación.

La verdad converge con el Ser y se presentan como absolutos, pero, conforme a Protágoras, “el hombre es la medida de todas las cosas”, por lo tanto la verdad está en el lenguaje de una comunidad y es lo que en este libro se llama “interpretaciones”

La salvación radica, según los cristianos en la subordinación de la vida terrenal a la conquista de l paraíso en la otra vida. Esto implica degradación de la vida, porque es considerada solo un medio para llegar a la otra..

Estos dos caminos, sin embargo, han sido caminos de poder porque se ha usado la verdad y la religión para encubrir los usos abusivos del poder e implica siempre una demanda de obediencia.

La postulación del autor es que “el poder es un fenómeno que emerge, en cuanto tal, de la capacidad de lenguaje de los seres humanos. Sin el lenguaje, el poder no existe”. El observador está inmerso en el poder. El poder es una distinción lingüística y un juicio.

El lenguaje tiene cuatro fuentes distintas de poder: – el dominio de las distinciones. (si no distinguimos los fenómenos no podemos actuar sobre ellos) – El dominio de los actos lingüísticos (Las declaraciones y las peticiones son expresiones de poder). – El poder sobre otros (imponer nuestra palabra para que otros la cumplan) – El dominio de las conversaciones (se puede modificar el estado actual y el posible)

Oponerse al poder lleva al camino de la impotencia. El impotente no tiene poder y es fuente de resentimiento o resignación. La igualdad no existe, somos cada vez más diferentes y autónomos. La única igualdad posible es aquella que garantiza la participación en los juegos sociales del poder.

La ausencia de poder como preconiza Fucault es imposible. Esta ausencia sería resentimiento e impotencia.

El aprendizaje debe ser la estrategia del poder. Cuando aprendemos, expandimos nuestra capacidad de acción y por lo tanto aumenta nuestro poder.

El pasado pertenece al dominio de lo necesario (ya ocurrió y hay que considerarlo), en cambio el futuro es el dominio de lo posible.

Enfrentar la vida desde la perspectiva del poder permite relacionarnos con la política. Allí se prueba la capacidad de acción en los juegos de poder. Hay cinco aspectos asociados a estos juegos: – La política como gobierno. – La política como ejercicio de la libertad – La política como arte de lo posible – La política como liderazgo. – La política como espacio de individuos emprendedores.

El camino del poder permite al hombre ser constructor de su propia vida y del mundo. Este camino, en consecuencia es el camino de la creación. Creación y libertad son complementarias y se requieren mutuamente. De esta manera la vida pasa a ser una obra de arte ya que el hombre es ante todo un creador.

Comentarios.
Este libro, según su autor, es un esfuerzo por ofrecer una nueva interpretación de lo que significa ser humano. Por lo tanto no es un libro de lingüística ni de filología sino de la comprensión general del ser humano según lo decían los griegos. Surge en un período de crisis donde se producen grandes cambios en las ciencias y en la tecnología, especialmente en el ámbito de las comunicaciones y cuando comienza un nuevo período en la historia El autor se inspira principalmente en el pensamiento de Nietzsche, Heidegger y Wittgenstein y en plano más actual en los autores chilenos Humberto Maturana, Fernando Flores y Francisco Varela.

Leer esta obra es entrar en el mundo de las palabras como realidad, son caminos novedoso y desconocidos, pero son el espacio humano por excelencia. Desde cualquier posición que adopte el lector, lo más probable es que al final logre ampliar sus visiones de la vida y logrará un enriquecimiento intelectual indudable.

El valor de la obra es innegable, pero la complejidad del tema la hace tediosa en algunos momentos y no permite al lector resolver todas sus dudas sobre conceptos tan importantes como persona, pensamiento, verdad e interpretación, etc. Debe entenderse, en consecuencia, como la puerta de entrada a un vasto universo, en el que hay que seguir explorando para entenderlo

El capítulo sobre política es novedoso, como todos los otros, pero también dejas muchas vetas dudosas como la naturaleza del poder político, el estado, las ideologías e intereses, etc.

El autor utiliza a menudo el cncepto de “coach” que no define con precisión. En otra de sus obras este tema es tratado extensamente y lo define asÍ: el coach ” tiene como tarea fundamental facilitar la identificación y disolución de aquellos obstáculos que limitan la acción de aprendizaje en la empresa”. Es el facilitador del aprendizaje (Rafael Echeverría, La empresa emergente, la confianza y los desafíos de la transformación, Buenos Aires, 2000, Pág.97)

2 thoughts on “Echeverría, Rafael Ontología del lenguaje

  1. No soy un profesional relacionado con la filosofía y por ello no me siento con las competencias para referirme con propiedad respecto del valor de este artículo, ni menos de la obra analizada a través de él. Sin embargo puedo decir que a partir de su lectura he visto reforzado y ampliado conceptos que hemos vistos en los anteriores módulos y en particular el poder de la conversación y comunicación y sus dominios constituidos por el lenguaje, emoción y corporalidad.

  2. muy interesante articulo que hace referencia a nuevas líneas de pensamiento que replantean la existencia del ser humano a partir del lenguaje y como, a partir de ello, debieran redefinirse las conversaciones institucionales. Un cambio de paradigma que deben empezar abordar la instituciones públicas.

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