Sakaiya, Taichi. ¿Qué es Japón?

¿Qué es Japón? Contradicciones y transformaciones

 

Taichi Sakaiya, ¿Qué es Japón? Contradicciones y transformaciones, Santiago, Editorial Andrés Bello, 1995, 338 Págs.

El autor de la “Historia del futuro”, intenta responder a los occidentales la pregunta ¿Qué es Japón?. Es probable que no sea la respuesta que uno desea, siempre quedan aspectos oscuros o confusos, pero es evidente que aporta a la comprensión del gigante oriental y contribuye a destruir muchos mitos de nuestra visión de Japón y los japoneses.

Casi un paraíso.
Japón es un gigante industrial en bienes de producción masiva, pero no es un país eficiente en general. Su agricultura y la distribución son ineficientes. La productividad por hora del japonés es menor que la de los europeos o americanos.

Hace poco más de un siglo era un país atrasado y casi medieval. El salto para llegar a ser una gran potencia es difícil de explicar, algunos creen que que es un imperialismo económico de corte empresarial con una economía dirigida por una burocracia pública. Otros destacan la ética laboral, el avance tecnológico y su educación.

En 1868 con la Restauración Meiji., Japón entró al comerció mundial obligado por la amenaza de la armada norteamericana. En sólo ciento veinte años se transformó en la sociedad industrial más avanzada del mundo, copiando con exactitud la tecnología y los sistemas de Europa y Estados Unidos.

La estructura burocrática y nilitar nunca fue centralizada ni planificada. La intervención de Japón en la Segunda Guerra Mundial, se debió -según el autor- no por ser una sociedad autoritaria con un objetivo nacional, sino porque sus organismos de poder estaban tan divididos que no tenían capacidad para discutir y transar. Cada japonés es leal en primer lugar a su institución y compite con las demás.

En el aspecto religioso el sintoísmo debió convivir y fusionarse con el budismo, ante la expansión de éste último, rechazando así sus evidentes contradicciones.

El Japón moderno es un ejemplo de guía administrativa (gubernamental) y cooperación industrial, limando las diferencias y contradicciones entre sector público y sector privado.

Cada país tiene su cultura singular que explica su desarrollo, el rasgo más interesante en la cultura japonesa es su flexibilidad, hay una conservación del pasado y una transformación permanente. Si hay algún rasgo que es un obstáculo a la armonía, son capaces de cambirlo para logra esa estabilidad.

La imagen de un Japón divino o de un Japón fuerte que predominó durante la Segunda Guerra Mundial hoy está en crisis y no es clara la autoimagen del país.

El Japón es la segunda economía del mundo, es una séptima parte de la economía mundial y tiene un ingreso per cápita que se aproxima a los 30 mil dólares, ingreso que sólo alcanzan pequeños países europeos, pero Japon tiene 123 millones de habitantes. En 1992 tuvieron u superávit en sus exportaciones de 110 mil millones de dólares, el más grande de la historia mundia, superávit que significa déficit en su contraparte, especialmente en Estados Unidos creando un proble mundial, que afecta también al Japón.

Las empresas son rentables y las familias tiene finanzas sólidas. La inversión es de un 19 del PBI y el ahorro de las familias alcanza al 14 % de su ingreso (uno de los más elevados del mundo). Cada japonés ha ahorrado lo suficiente como para tomarse vacaciones durante 9 años seguidos. Es un país sin mendigos y con bajas tasas de delincuencia, la décima parte de la que tienen los países desarrollados (en Japón no se roban objetos, los ladrones sólo aceptan efectivo). La distribución del ingreso es una de las más igualitarias del mundo, el 20% más rico es 2,9 veces el 20% más pobre. En Estdos Unidos es 9,1 y en los países europeos excede de 10 veces.

La aducación se basa en la igualdad, el 94 % prosigue estudios secundarios y el 40 % llega al nivel universitario. La expectativa de vida en 1990 era de 81,77 para las mujeres y 75,90 para los hombres (las más altas del mundo). El sistema sanitario y la limpieza son magníficos. Es un país donde la protección medioambiental es extremadamente rigurosa.

En los años 90 los japoneses han descubierto que, además, su país tiene problemas.

El país rico que no se siente rico.
El problema es: ¿Donde seguir ascendiendo, cuando se ha llegado a la cumbre?. Hay tedio en el paraíso.

La explicación del vertiginoso crecimiento del Japón radica en que aprovechó… su carencia de recursos naturales. Mientras Inglaterra producía energía con carbón nacional muy caro y Estados Unidos generaba parte de su energía con petróleo nacional caro y Francia y Alemania mantenían sus industrias del carbón y de hierro también caras, Japón compraba petróleo y materias primas a bajo costo porque no tenía ninguna posibilidad de ser proteccionista. Sin embargo, en la agricultura, donde carecen de competividad, son proteccionistas.

En los años 80 se sugirió que Japón tenía una mala infraestructura y se realizaron grandes inversiones en alcantarillado y parques, los que finalmente casi no se usan, porque los edificios ya tenían sistemas de tratamiento de las aguas servidas y los parque ensuciaban, a juicio de la población. La vivienda es de 80 metros promedio, lo que no es mucho en comparación con Estados Unidos pero que supera a muchos países europeos y más del 60% de los japoneses son propietarios de vieviendas.

Los jubilados acostumbra usar una parte importante de sus ingresos en regalos a sus nietos, de manera que se ha considerado que subir estas pensiones no significaría mayor felicidad para sus beneficiarios.

En los años 40 los japonese querían comer una satisfactoria ración de arroz; en los 50, quería las tres máquinas mágicas (TV; lavadora y nevera); en los 60 quería TV a color, aire acondicionado y automóvil. En los 80 se hicieron consumistas individuales, pero como todos habían comprado las mismas singularidades, surgió el “individualidada común”. Ahora compran revistas que les informan de marcas apropiadas, para lograr diferenciación.

Desde fines de la Segunda Guerra Mundial, Japón mo tiene política exterior expansiva, se ha mantenido al margen de lo que ocurre en el mundo y la exigencia de que participara en la Guerra del Golfo no fue comprendida por la población ni por el gobierno. Estas presiones extranjeras, así como la reducción del superávit de la balanza comercial, crean una situación de zozobra para los japoneses. En realidad sólo han intervenido en política internacional desde la Primera a la Segunda Guera Mundial, ni antes ni después lo han hecho. Ahora cobra nuevo interés el desarrollarse más aún y construir su propia utopía, para separarse de la realidad internacional.

El monocultivo industrial.
Los japoneses tiene de sí mismos una exagerada opinión, basada en sus éxitos económicos y en su burocracia eficiente. La tecnplogía es avanzada en las fábricas, las oficinas y los hogares, pero tras esta fachada de asombrosa competividad se encuentran sectores atrasados, como la agricultura. protegida y subvencionada (llegan al 75% las subvenciones). El comercio y la distribución son ineficientes y atrasados. Lo paradojal es que estos sectores están organizados de la misma forma que la industria y tienen la misma lealtad de sus trabajadores.

La educación, considerada exitosa, es excesivamente estandarizada, es la escuela nazi (copiada de la Alemania nazi y que no se reformado). En ellas no hay elección posible, los niños de un barrio están obligados a ir a una escuela (igual a las demás), son uniformados hasta en el corte del cabello y la reglamentación va a los detalles mínimos, la finalidad es aplastar las diferencias y producir un hombre igual. El alumno que fracasa en un ramo debe repetirlo intensivamente hasta llegar al nivel de los otros.Esta educación no alienta la creatividad, no es amena, provoca sufrimiento en los alumnos, y agobio y sacrificios a los padres.

La gestión japonesa es exitosa, pero exclusivamente en el ámbito industrial, el empleo vitalicio tiende al sobreempleo. La información, la distribución y la creaión de conocimiento tienen costos más elevados en el Japón que en los otros países desarrollados.

La burocracia japonesa tiene rasgos propios de la empresa privada coompetitiva, lo que es útil, en el nivel privado, pero que es inconveniente en el sector público. Los burocrátas japoneses tienen una adhesión total a su institución y ministerio, pero no al Estado, por lo cual tiene fallas profundas en coordinación y tiene segmentos de marcada ineficiencia.

La excesiva regulación es otro de las aspectos criticados. Por ejemplo, en los parques está reglamentado el número de árboles y su tipo por cada cien metros cuadrados. Esta regulación elimina toda necesidad de reflexión.

Japón es un país sin rostro. Si alguien pregunta por el nombre de un japonés destacado, en cualquier país que no sea Japón, la gente dificilmente podrá nombrar uno, sin embargo sí será capaz de nombrar las marcas de sus productos: Toyota, Honda, Nissan, Sony, Canon, Panasonic o de algún deporte como el judo o el karate. En una encuesta realizada en estados Unidos, el japonés más conocido en Estados Unidos era el Emperador Hirohito y sólo lo mencionó el 7% de los encuestados.

La conclusión es que Japón es un ejemplo de monocultivo, así como lo fue Cuba con el azúcar y Ceylán (Sri Lanka) con el té. Japón es un monocultivo industrial, con profundos desequilibrios en los otros sectores.

Para que Japón sea un país de gente rica le falta la diversidad de la oferta y la libertad en la elección.

La cultura japonesa comenzó en el arrozal.
Japón asimiló rápidamente la tecnología occidental en un lapso de 40 años. No hay otro ejemplo en la historia de un proceso tan veloz. Este fenómeno se explica en función de la psicología del japonés, la constitución de la sociedad y factores como el clima y el entorno físico. Este entorno impuso siempre un trabajo diligente y cooperativo, con algunas rarezas, como que los japonese, en general no tuvieron contacto con los animales. En su historia milenaria no hay ni ciudades estado ni esclavitud.

La protección del mar.
El carácter isleño es importante al analizar la historia del Japón, separado por varios cientos de kilómetros de mar del foco cultural que fue China, lo que le permitió un intercambio cultural significativo, sin que se tradujese en penetración política, ya que el mar impedía traer ejércitos extranjeros a Japón. Los únicos intentos de invasión fueron en 1281, de los mongoles (que fracasó por los Kamikaze o tifones) y el de la Segunda Guerra Mundial.

De esta manera la sociedad japonesa se mantuvo libre de dominaciones extranjeras y alcanzó gran homogeneidad, antes de ser Estado se desarrolló una nación como estado natural, casi un mundo aislado, sin líderes fuertes y una estrecha relación con el agua y la tierra, fuente de su actividad agrícola en el arrozal. El nacionalismo japonés no existía, fue una respuesta al nacionalismo de los imperialismos en el siglo XX.

Una sociedad pacífica que confía en sus superiores.
En Japón todo está censado, no hay indocumentados, ni residentes ilegales. Como carecieron de Estado durante siglos, ahora confían en el Estado y no se entiende un japonés fuera del Estado. El Estado no se preocupó de la defensa, ni del orden público, ni de las relaciones internacionales, pues esos problemas no existían. Los gobernantes se preocuparon mucho del bienestar; por ejemplo se extendió la soberanía hacia el oriente del Japón porque los soldados llevaban una nueva tecnología para producir más arroz En el siglo XV se desarrollaron minas, obras públicas y distribución del agua, que tenían como finalidad recaudar tributos, pero paralelamente aumentaba el bienestar de la población. La distribución de la riqueza era seis partes para el Estado y cuatro para el pueblo, pero en realidad el sistema funcionaba de tal manera que el Estado solo percibía tres y el pueblo siete. El concepto de mal funcionario se refiere al que intenta aplicar las reglas drásticamente, no al que actúa protegiendo los intereses de los labriegos, que habitualmente tenían arrozales ocultos o las mediciones se hacían deliberadamente, protegiendo a los campesinos. Actualmente la tasa impositiva es muy alta, el 40%.

La burocracia es limitada por la ley, pero en el ámbito de lo que no está prohibido tiene amplia discrecionalidad, esta es la pauta de la Guía Administrativa, que orienta toda la actividad del Japón. Sin embargo, esta discrecionalidad no es cuestionada y se usa considerando la cooperación entre el gobierno y los ciudadanos.

La tradición de paz del Japón ha determinado que la nación carezca de una ideología militar. La historia de la belicosidad japonesa es una fantasía. Durante la Segunda Guerra Mundial, obtuvieron victorias durante los primeros seis meses, pero una vez que los aliados se hubieron recuperado de la sorpresa, toda la iniciativa y ofensivas estuvieron de su parte y los japoneses sufrieron una derrota tras otra, por errores estratégicos, movilización insuficiente y falta de desarrollo del pensamiento militar. Japón fue el único país que alimentó a sus tropas con arroz (que era pesado, difícil de transportar, se pudría con facilidad y había que prepararlo en el momento de comerlo, lo que significaba que había que cocinarlo con grandes cantidades de agua y había que prender fuego), esto era totalmente inconveniente en los enfrentamientos. Los americanos en cambio consumían raciones de combate funcionales. Además el Japón carece de capacidad para reaccionar frente a emergencias y no podían reparar rapidamente los daños de los bombardeos. Finalmente su servicio de inteligencia era rudimentario.

¿Sintoísmo o budismo?
En Japón hay 120 millones de sintoístas y 120 millones de budistas… y la población es de 120 millones de personas. Los japoneses tienen bodas sintoístas y funerales budistas. Esto es incomprensible para los occidentales que creen en una religión única, porque los credos son excluyentes. El sintoísmo supone la existencia de diversos dioses. Hubo un período en que eran dos religiones separadas, practicadas por grupos distintos en Japón (el budismo llegó con la inmigración coreana en el siglo VI). El budismo trajo muchas innovaciones tecnológicas y encontró apoyo en los ricos. El budismo era antagónico al sintoísmo. Finalmente la emperatriz Suiko Shotoku proclamó: “Que el sintoísmo sea el tronco del cual brotarán las ramas del budismo, que florecerán en el mundo real merced al frondoso ceremonial del confucianismo”. De esta manera se negaban a aceptar las religiones como sistemas exclusivos. Si los dioses sintoístas se enojaban y pretedían dañar a los hombres, Buda con su bondad lograría calmarlos.

Sin sentido del bien absoluto.
Tanto el sintoísmo como el budismo nunca desarrollaron, en el Japón, preceptos rigurosos. Las idologías de valores absolutos como la religión católica y el comunismo no tienen muchos adeptos en el Japón (sólo 600.000 adherentes, cada una de ellas). Los japoneses creen más en la gente que en los dioses y las verdades universales. Con estos valores fácilmente se llega al principio de que lo que es bueno para la mayoría es la virtud.

Ventajas y desventajas de la adopción selectiva.
Los japoneses, al tener abundante mano de obra y al considerar la equidad como un valor, permitía que sus artesanios copiasen al detalle los producvtos extranjeros. Copiaron la artillería portuguesa en 1543, ya en el 1600 habían logrado producir mejores cañones y fusiles que los portugueses. En 40 años superaron a Francia como productor de seda (en 1910). En 1882 construyeron la primera hilandería de algodón moderna, en 40 años superaban a los ingleses. Los japoneses no encaran las culturas como sistemas, sino como parcialidades en relaciíon a un producto específico y desvinculan la tecnología de las ideologías..

Del gobierno paralelo a la cultura de la simplicidad.
Japón es un país fácil de gobernar, la sociedad es próspera y la guía administrativa regula toda clase de actividades. Su aislamiento es factor de unidad y estabilidad, prácticamente no hay influencias foránes impuestas. Hay una etnia muy pura y sin mezcla. Fuera del Japón, los japoneses pierden rápidamente su identidad nacional.

En la historia del Japón hay pocos gobernantes autoritarios, en general, el gobierno obedece al pueblo y el pueblo obedece al gobierno. Justamente la ausencia de guerras es lo que ha permitido el desarrollo de este sistema, ya que las guerras requieren de autoridades dictatoriales.

Las ciudades Japonesas, nunca tuvieron murallas. Los famosos samurais no eran soldados y les estaba prohibido construir obras de defensa en sus territorios. Los cañones que tenía el emperador no se habían usado durante 240 años. Entre 1624 y 1848 Japón no tuvo ejército… no lo necesitaba.

La cultura de la simplicidad se manifiesta en la danza, que sólo incluye movimientos naturales, lo mismo ocurre con la poesía, que no tiene rima, en la comida seexaltan los platos naturales, El canto excluye el falsete y la proyección de la voz.

La población y los recursos afectan a la civilización.
En gran medida, Japón, desde tiempos inmemoriales, ha sido un sistema cerrado, sólo hubo migración coreana en el siglo VI y VII, los que trajerom nuevas creencias y nuevas tecnologías agrícolas y metalúrgicas. El arrozal fue el centro de la economía y la sociedad japonesa. La escasez de recursos fue su característica. En general, los japoneses nunca tuvieron animales.

La ética laboral japonesa es muy rigurosa y se inspira en la escuela Ishida cuyo lema es “todo trabajo es búsqueda de conocimiento”. Esta filosofía hizo de la frugalidad un principio y se relaciona directamente con la filosofía Zen que actualmente influye en los hombres de negocios de los Estados Unidos. Esta actitud se refleja hasta en sus vacaciones: los japoneses trabajan hasta cuando están jugando. La precisón confluye a que sean hábiles para los detalles, pero ineptos en lo general.

La riqueza actual del Japón es fruto de su tradición definidos por su entorno físico y la cultura histórica. Como ingresó tarde a la economía moderna, estuvo en condiciones de crear una sociedad moderna en muchos aspectos.

El origen de la guía administrativa.
En 1941 el gobierno militar estableció una política de dirección de la producción que se llamó “sistema de cooperación industrial guíada administrativamente”. Esta orientación es aceptar el rol de regulador riguroso del Estado.

Para los japoneses el aislamiento social es peor que la muerte, ellos viven en grupos y el grupo es esencial en su vida. Esta es la explicación de actitudes suicidas durante la Segunda Guerra Mundial. No es que apoyen el suicidio, sino que era inadmisible no hacer algo que el grupo demandaba.

Cuando los americanos obligaron a Japón a abrir sus puertas con la amenaza de bombardear sus ciudades, la primera reacciíon de los japoneses fue la de expulsar a los bárbaros, pero después la remplazaron por la consigna “civilización e ilustración” para lograr mantener su autonomía. En 20 añños se construyeron factorías y ferrocarriles y hasta acumuló capital. La mano de obra ocupada era transitoria (volvía al campo si había crisis), esto le dió flexibilidad. Trató de resolver sus problemas de materias primas y capital con lo cosechado en la Primera Guerra Mundial.

La guía administrativa se impuso por el gobierno militar de 1938, que disolvió la Dieta, se establecieron “pautas industriales” para una producción estandarizada (todo fue estandarizado). Esta estandarización pasó a la sociedad civil mediante la Escuela que estandariza el carácter (era una copia de la “volksschule” nazi). Esta escuela elimina los defectos así como la individualidad. Ni siquiera la elite japonesa es capaz de generar nuevas ideas.

Regionalmnete, Tokio se especializa en cultura e información (es la cabeza) y las regiones restantes se dedican a las tareas manuales (son el cuerpo).

Los límites de la sociedad industrial extrema Japón enfrenta tres grandes problemas: la crítica internacional, la calidad de vida y los escándalos. La crítica internacional se centra en el resentimiento por el enorme superávit de la balanza comercial. El trabajo intenso no logró mejorar la vida de muchos japoneses, que querían por ejemplo, casa propia. Los escándalos financieros fueron cuantiosos y han contado con la protección oficial. Todo esto augura un futuro sombrío, pero Japón ha sido capaz de hacer grandes reformas sin derramar ni una sola gota de sangre. La tarea del Japón actual es elaborar una filosofía propia que les permita resolver los problemas que le acucian.

Comentario
Esta obra es apasionante pues muestra al Japón a través de los ojos de un japonés. Las facetas del país son innumerables y la presentación de este panorama es convincente para quienes estén interesados en aproximarse a esta incognita.

Sakaiya, que ya se había destacado con su obra “La historia del futuro” enhebra la historia del Japón como un capítulo anticipatorio de la sociedad que termina y que debe resolver el fin y la liquidación de la sociedad industrial.

Las recientes elecciones de 1996 de la Dieta japonesa muestran que el tema central fue el de la “guía administrativa”, ya que están en aumento los sectores que se embarcan en los vienmtos que impulsan la desregulación. Los cambios que se avecinan pueden cambiar esta “guía” y podremos ver el desarrollo de un país que abandona el sendero que lo llevó a la cima y cae en la tentación del neoliberalismo. Los resultados no pueden ser frustrantes, ya que los japoneses son los maestros en adaptar las rígidas recetas a su propia realidad. Habrá riesgos, pero la capacidad para reaccionar y la flexibilidad de la sociedad japonesa garantizan que no se llevará a extremos la doctrina en boga.

Sin embargo, este libro deja muchas dudas y campos brumosos de la historia y de la personalidad del Japón, pero no es posible exigir que una obra resuelva todas las incógnitas. En cualquier caso, es una buena puerta de entrada para percibir la potencia industrial a la cual Chile está amarrando su destino, al establecer y desarrollar las relaciones preferenciales con ese país.

Patricio Orellana Vargas

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