Presocráticos: la primera red.

Presocráticos: la primera red

 

Patricio Orellana Vargas

Un mundo de redes.
Las redes de instituciones y personas son un fenómeno masivo de la pos modernidad. INTERNET es la red más gigantesca de la historia y es a la vez una red de redes. Amnistía Internacional es otra red de carácter universal. Estas redes constituyen un ejemplo de un nuevo tipo de organizacion plana que supera la pirámide burocrática que aún caracteriza a los gobiernos y las empresas.

En el ámbito académico se pueden encontrar redes especializadas en todos los tópicos del conocimiento humano, que permiten acceder a información y tener intercambio de conocimientos y experiencias fundamentales para el desarrollo de las ciencias.

Este desarrollo y proliferación de las redes científicas se basa en el progreso alcanzado en la informática y en las comunicaciones, que minimizan el tiempo, el espacio y la distancia.

El avance de las ciencias siempre requirió del intercambio de conocimientos, la crítica y apoyo a ciertas teorías es lo que permitió su superación. Los científicos siempre estuvieron conectados a su tiempo y hoy, especialmente las universidades son grandes corporaciones de científicos que desarrollan las ciencias, las divulgan y preparan en el contacto diario a las nuevas generaciones de científicos.

Pero este proceso, cuya culminación vivimos tuvo un comienzo que vale recordar. Su comienzo es el mismo comienzo de la ciencia.

Los presocráticos.
Sin duda alguna, la ciencia y la filosofía comienza con los presocráticos, en los siglos VI y V A.C.. Al estudiarlos, uno se pregunta por qué estos pensadores de primera magnitud, que echaron las bases de las matemáticas, la física, la química, la biología, la lógica y la filosofía pudieron surgir como un contingente de pensadores de esa magnitud, separándose drásticamente del pensamiento mítico hasta entonces vigente. Para Nietzche y Heidegger ellos son la verdadera fuente de la filosofía.

Eran hombres que vivían dispersos en un millar de pequeñas ciudades que se extendían por el Mediterráneo. Sin embargo, ni la pequeñez de sus ciudades ni el aislamiento de muchas de ellas impidieron el desarrollo de un pensamiento innovador y revolucionario.

La explicación de este fenómeno, basado en los antecedentes disponibles es que estos sabios, llegaron a serlo porque aprendieron unos de otros, intercambiaron sus conocimientos, los discutieron y desarrollaron nuevas teorías que superaban a las anteriores. Hubo lo que podemos llamar una polinización intelectual.

En efecto, las ideas y las teorías desarrolladas en Mileto eran compartidas o combatidas por los sabios de Elea o de Cirene. Las tesis de los filósofos de Éfeso eran analizadas y compartidas en Agrigento. Sus ideas llegaban a Samos, Rodas, Siracusa y a Atenas.

Sin embargo, estas ciudades estaban en los actuales territorios de Turquía, en Rumania, en Egipto, en Libia, en Grecia, en Italia y en Francia. Cientos o miles de kilómetros las separaban. Estas distancias sólo se podían cubrir en viajes de semanas o meses.

La polinización de los sabios.
El primer pensador de esta escuela fue uno de los sabios de Grecia, Tales de Mileto que fue el primero que buscó explicaciones no míticas a los fenómenos, echando así las bases de la ciencia. Tales que sostuvo que el principio fundamental, origen de todo y de la vida era el agua (o lo húmedo) y que los dioses (o la vitalidad) estaba en todo. Fue el primero que se planteó la búsqueda del principio fundamental. En geometría, los teoremas de Tales fueron desarrollados por Euclides.

La búsqueda del principio elemental fue una preocupación central de los presocráticos. Anaximandro discípulo de Tales lo concibe como el infinito. Anaxímenes, otro milesio, discípulo de Anaximandro, encuentra este principio en el aire. Leucipo y Demócrito conciben la noción del átomo.

Pitágoras de Samos consideró que el principio de todo era el número y conoció la obra de Anaximandro y de otros filósofos de su época, probablemente desarrolló conceptos de Anaxímenes del cambio de la cantidad en calidad. Por su parte, Parménides de Elea rechazó totalmente el pitagorismo y funda la lógica.

Zenón de Elea se dedicó a fundamentar, con sus famosas paradojas las teorías de Parménides. Meliso de Samos fue otro discípulo de Parménides.

Heráclito de Éfeso, por ejemplo se declaraba discípulo de nadie, pero conocía las teorías de los milesios y despreciaba las doctrinas de Pitágoras. Para Heráclito la lucha es el padre de todas las cosas, mientras que para el milesio Anaximandro, la igualación de los contrarios es la justicia.

Parménides, por su parte combatió las tesis de Heráclito y sostuvo la inmovilidad del ser.

Empédocles de Agrigento trata de compatibilizar las doctrinas de Heráclito y las de los eleatas y propone un principio pluralista (los cuatro elementos). Anaxágoras toma las tesis de Heráclito y las combina con las de Anaximandro para desarrollar su teoría de las “semillas” (podríamos decir genes en términos modernos).

Un mundo globalizado.
¿Cómo es posible que sus teorías se difundieran tan ampliamente y quizás tan velozmente?

En primer lugar, el mundo griego tenía dos elementos esenciales: era un mundo globalizado (era el mundo civilizado frente a la barbarie, según los griegos), tenían un idioma común: el griego (que aunque tenía dialectos, el griego jónico era universal en ese mundo globalizado) y la base marterial era el comercio y la navegación. El comercio transporta las ideas, en este caso concretamente, los libros y también a sus autores.

Sin embargo, este transporte no era ni cómodo ni rápido. El barco fue el medio de transporte que unía a estas ciudades. Pero eran pequeños barcos que navegaban pegados a la costa, lo que demoraba más aún los viajes, porque la posibilidad de navegar en línea recta era muy insegura, de manera que un viaje que en línea recta era de 500 kilómetros, la navegación los transformaba en 1000 o 1500.

En Falero, un puerto próximo a Atenas, se conserva un barco de la época clásica, posterior a la época de los presocráticos, a pesar de los avances habidos, este barco es en realidad una pequeña barca de unos 15 metros de largo, donde los viajeros tenían que permanecer en cubierta durante toda la duración del viaje, que a veces tardaba meses. Su pequeñez se ve agraviada porque junto a él está anclado el acorazado Averoff, barco de acero de 140 metros, que se empleó en las primeras décadas de este siglo. La pequeñez y debilidad del barco griego antiguo frente al gigante de acero (que por supuesto es muy modesto comparado con los barcos actuales) muestra el rudimentario medio de transporte que debió usarse en la época de los presocráticos (siglos VI y V AC).

Grandes viajeros.
E
n estas condiciones, los filósofos presocráticos fueron grandes viajeros, como consta en los rasgos biográficos que se conocen de algunos de ellos.

Se sabe que Pitágoras, nacido en Samos, viajó por Egipto y Babilonia, posteriormente estuvo en la Magna Grecia (Sur de Italia). Sus discípulos fueron especialmente importantes en Italia (Hicetas, Filolao, Arquitas de Tarento y Alcmeón de Crotona).

Demócrito que nació en Tracia, viajó por Egipto, Persia y Babilonia y quizás por la India y Etiopía. Empédocles, nacido en Agrigento viajó por el Peloponeso y Asia Menor y volvió a Sicilia al final de su vida. Anaximandro, que había nacido en Tales (actual Turquía) participó en varias expediciones por el Mar Negro.

Anaxágoras que nació en Clazómenas (Turquía) viajó a Atenas y se cree que fue quien introdujo el estudio de la filosofía en esa ciudad. También viajo por el Helesponto.

¿Por qué viajaban tanto en condiciones tan difíciles? Podemos suponer que lo hacían por tres razones fundamentales, en primer lugar los viajes son y han sido esenciales para el desarrollo intelectual; en segundo lugar, las ideas las llevaban los mismos autores, pues para muchos de ellos, el contacto personal con sus pares, con sus discípulos y con sus antagonistas era muy importante. En La apología de Sócrates, Sócrates dice que sus enemigos (los sofistas) eran hombres que van de ciudad en ciudad enseñando sus doctrinas, en el Protágoras, Hipócrates informa que el día anterior han llegado a Atenas los sofistas y que hay que ir a escucharlos.

Estos antecedentes indican que los filósofos llegaban a una ciudad a exponer su pensamiento. Sócrates era un asiduo del Ágora, donde desarrollada sus interrogaciones. La filosofía era una cuestión “popular”, de la plaza o de la stoa (corredores techados), donde se reunían los maestros y los estudiosos. Los partidarios de unos y otros deben haber discutido como Plantón dice que ocurría entre Sócrates y los sofistas.

Y en tercer lugar, la forma más utilizada para exponer las ideas era la exposición oral. Sabemos que Sócrates no escribió nada, también se sabe que Platón, sin duda el mejor filósofo escritor griego, consideraba que la filosofía era fundamentalmente un ejercicio oral y no escrito porque era algo activo y vital, dialogante y no producto de la tranquilidad con que se escribe. Ya en los tiempos homéricos, los versos de la Ilíada y la Odisea se transmitían verbalmente, y son increíblemente extensos. La retórica era, para Sócrates, el arte de hablar bien y era un exceso porque es un arte inferior como la esgrima o el arte culinario, como lo dice en El Protágoras, pero lo que rechaza Sócrates no es el hablar, sino porque la retórica es puramente formal. Sócrates fue el mayor exponente del discurso filosófico dialogante de todos los tiempos. Es probable que sus predecesores, los presocráticos sean los que abrieron esta senda.

Estos factores, el viaje como apredizaje, la exposición oral y el desarrollo del pensamiento a través del intercambio, empujaban a los filósofos a viajar y a construir redes vivas con sus pares, amigos y antagonistas.

El libro.
¿Y que papel jugaba el libro? ¿Se exportarían e importarían libros?. Todo parece indicar que así era, especialmente el la época clásica (siglo V AC). El papel de papiro ya se empleaba y Pérgamo tiene ese nombre por ser un gran productor de pergamino, utilizado en la confección de libros. No es posible tener el conocimiento detallado de las doctrinas de los presocráticos sino a través de sus libros, los que deben haber sido inseparables de sus exposiciones orales. ¿Pero los libros eran inalcanzables para muchos, como lo fueron en el medioevo? Es posible, pero hay informaciones que contradicen esta presunción, Platón menciona en sus obras que hay libros hasta para elogiar la sal y en otra, burlescamente señala que el personaje debe haber aprendido su tema de un libro comprado de ocasión en el mercado. Aristóteles tenía una verdadera biblioteca por lo que era objeto de burlas como “ratón de biblioteca”.

Los presocráticos escribieran muchas obras, se cree por ejemplo que Tales escribió 300 libros, de los cuales no se conserva ninguno. También es posible que fueran lo que su nombre indica “colección de pocas páginas”. Los fragmentos de libros de los presocráticos que se conservan parecen indicar de que se trataba de obras muy breves, en algunos casos, como en Parménides, poemas de unas pocas páginas contienen sus teorías fundamentales. Si así fuese, se trataba de productos aptos para un comercio masivo y podían llegar a todas las ciudades del mundo griego.

Un epílogo centralizador.
Sin embargo, esta proliferación de filósofos y sabios por todo el mundo griego, sufró un proceso centralizador que terminó con él. Atenas se transformó en el centro del arte, la ciencia y la cultura y atrajo a pensadores de numerosas ciudades. Aristóteles llegó de Macedonia, Demócrito vino de Abdera, Aquelao, maestro de Sócrates venía del Helesponto, Anaxágoras venía de Clazomenes, Evenos era de Paros, Hipias de Elea, Pródico de Ceas, Georgias de Leontino, etc. En realidad los únicos atenienses destacados como filósofos fueron Sócrates y Platón. Incluso los socráticos menores, posteriores a los tres grandes sistemáticos, Sócrates, Platón y Aristóteles, son de otras ciudades que llegaron a enseñar en Atenas: Epicuro era de Samos, Zenon de Citio era de Chipre, Cretes era de Tebas, etc.

Finalmente, Alejandro Magno terminó con la autonomía de las ciudades griegas y comenzó el fin del esplendor de la filosofía griega. La libertad y autonomía de las polis era lo que había permitido su desarrollo. La desaparición de esta libertad debe haber influido en el estancamiento aunque el pensamiento griego siguió desarrollándose en un tono menor. Habría que esperar hasta el Renacimiento para que renaciera este pensamiento y se retomara la cultura anti mítica que había echado las bases de las ciencias.

El renacimiento de las redes.
Actualmente las redes son un fenómeno universal de una magnitud inconcebible en cualquier otra época de la humanidad. Las redes proporcionan datos, informaciones, teorías e intercambio de ideas y guías para la acción. La proliferación que estimula el desarrollo del pensamiento ahora se alcanza en niveles nunca vistos, pero sigue siendo la misma que marcó el desarrollo del pensamiento griego y las redes siguen siendo relaciones entre hombres libres e iguales, no están jerarquizadas ni hay jefes y subordinados. La red como forma de organización mantiene la esencia democrática del pensamiento griego y se transforma en la alternativa organizacional frente a la burocracia.

El poeta inglés Percy Shelley decía:  “Todos somos griegos”,  y lo somos porque la cultura occidental -hoy global- sigue desarrollándose en conexión a su fuente. Todo se lo debemos a Grecia, hasta en materia de redes.

Publicado en CUADERNOS DE ANÁLISIS ESTADO POLÍTICA Y SOCIEDAD, Nº 3, Agosto 2001. Universidad Central de Chile

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