La lucha de los estudiantes nocturnos

La lucha de los estudiantes nocturnos

 

LA LUCHA DE LOS ESTUDIANTES NOCTURNOS

Patricio Orellana Vargas

 

Desde que en Chile ha existido una masa importante de estudiantes, estos han jugado un rol fundamental en algunas coyunturas específicas. Así fue en los movimientos populares que derribaron la dictadura de Ibáñez en 1931, la campaña por la derogación de la ley de defensa de la democracia, las grandes movilizaciones populares del 2 de abril de 1957, el advenimiento del gobierno de la Unidad popular y la larga lucha en contra de la dictadura de Pinochet. En los últimos años la lucha de los pingüinos y la actual lucha por la calidad y gratuidad de la educación son otros hitos de gran significación.

Sin embargo, hay un capítulo de esta historia que está olvidado y se refiere a las luchas de los estudiantes nocturnos entre 1952 y 1956. Su desarrollo y en especial el enfrentamiento con el gobierno y la solución de la crisis puede ser un antecedente válido para enfocar el actual movimiento estudiantil.

Santiago hacia 1952.

Santiago, como todo Chile, le dio el triunfo a Carlos Ibáñez del Campo, ex dictador que ofrecía como símbolos la escoba, que barrería con la corrupción que se le atribuía al Partido Radical, que había gobernado desde 1938. Además Ibañez era apodado popularmente como “El Caballo” porque se presumía que era tozudo, intransigente y que tendría la mano dura contra los especulaladores y agiotistas, los perversos de la época. Ibañez contó con el financiamiento y respaldo de Perón y se trató de imitar al gobierno populista de la próspera Argentina de esa época.


Chile era un país efectivamente subdesarrollado, la pobreza estaba presente en casi todo y Santiago, de apenas un millón y medio de habitantes tenía más de 200.000 analfabetos mayores de 6 años. Crecía con innumerables poblaciones callampas marginales. En las calles se veía habitualmente bandas de niños vagos, todos descalzos y muchos adultos vestían en las mismas condiciones, abundaban las carretas, carretelas y golondrinas y los que tenían autos podían estacionarse fácilmente en la calle Ahumada.

Una diferencia esencial con la vida santiaguina actual es que había una incesante vida nocturna, en todos los barrios había bares legales y clandestinos que funcionaban toda la noche; la Alameda, entre el Cerro Santa Lucía y la Moneda se veía con mucha gente y los cafés y “fuentes de soda” estaban abiertas hasta el amanecer, Había una permanente vida bohemia nocturna, compuesta de escritores, pintores, periodistas y numerosos poetas que eran admirados por los oficinistas, que después de su trabajo se quedaban a ver y escuchar a estos pequeños ídolos, algo así como una farándula de buena calidad intelectual. Había boites nocturnas y también casas de prostitución muy visitadas. La movilización pública estaba constituida por ruidosos carros eléctricos (que sólo contaminaban acústicamente) y que suspendían su funcionamiento a medianoche. En cambio, las micros y góndolas corrían toda la noche y la ciudad no dormía. A las 23 horas las calles se poblaban con la salida de los estudiantes nocturnos que finalizaban sus clases.


La educación en el Chile de los 50.

La educación era un privilegio, a pesar de que existían leyes de educación primaria obligatoria, el analfabetismo era masivo: Hacia 1955 el 66% de las personas no había terminado su educación básica y el ingreso a los liceos era un porcentaje muy reducido de los estudiantes que terminaban primaria. Había que empezar a trabajar muy joven y los niños lo hacían desde los 10 o menos años Se consideraba que con tercer año de humanidades (eran seis años de humanidades)  se estaba en condiciones de conseguir los apetecidos trabajos de empleado, especialmente bancarios, mientras que el resto sólo tenía posibilidades de trabajos de obrero (legalmente existían las dos categorías). La educación universitaria era un privilegio excepcional y sus estudiantes constituían una elite bien organizada e influyente, era el único segmento estudiantil politizado y había un equilibrio entre dos bloque, los comunistas y socialistas por la izquierda y los falangistas y los conservadores socialcristianos en el centro. Los radicales fluctuaban entre la izquierda y el centro. Finalmente había pocos liberales de derecha. Su local, la FECH, estaba frente a la Biblioteca Nacional y era un lugar de encuentro estudiantil abierto hasta medianoche. Allí funcionaban las campañas de solidaridad en los casos de terremotos e inundaciones.


En estas condiciones había muchísimos jóvenes que no habiendo iniciado o concluído sus estudios secundarios querían logra esos apetecidos niveles y después de haber trabajado 4 o 5 años trataban de ingresar a la enseñanza secundaria. Esta demanda era satisfecha por los liceos nocturnos, todos ellos privados y la mayoría sostenidos y dirigidos por la masonería que cobraba por el servicio. Estos liceos funcionaban en los mismos locales de los liceos fiscales, que les permitían usar su infraestructura pero eran totalmente distintos, unos privados y los otros públicos o fiscales. En la ciudad de Santiago existían liceos nocturnos en casi todos los barrios y tenían varios cientos de alumnos cada uno de ellos. Además había escuelas técnicas y comerciales nocturnas de carácter similar, de manera que los estudiantes nocturnos eran una masa muy significativa y distribuidos por toda la ciudad. También había liceos y escuelas nocturnas en las otras ciudades importantes de Chile.

Los Centros de alumnos de los estudiantes nocturnos.

Tradicionalmente en los establecimientos educacionales nocturnos existían centros de alumnos, los que cumplían especialmente funciones de solidaridad para ayudar a pagar las cuotas a quienes tenían dificultades económicas, mejorar las bibliotecas o brindar asistencia social en casos específicos. Normalmente se realizaban bailes para reunir fondos y éstos se celebraban en locales arrendados y asistían varios centenares de alumnos, ya que todos los establecimientos eran mixtos. Creo que no expendían bebidas alcohólicas. Estos bailes, muy ordenados, duraban hasta al amanecer y eran uno o dos al año y constituían la principal actividad social de los centros de alumnos.

Los estudiantes nocturnos eran jóvenes de entre 15 a 25 años y casi todos trabajaban, generalmente en tareas de auxiliares, obreros, empleados y lo que ahora se designa como “por cuenta propia”, artesanos, vendedores, tareas domésticas, etc.


Estos Centros de Alumnos eran muy poco politizados, pero con la elección de Ibañez hubo una preocupación mayor por la política, especialmente porque la mayoría de los estudiantes eran mayores de 21 años y podían votar. Simultáneamente las Juventudes Comunistas hacía campañas de solidaridad con los presos y relegados políticos, de manera que empezaron a surgir dirigentes comunistas, socialistas y falangistas. Los comunistas fueron los que levantaron la preocupación por el carácter de negocio de los liceos y empezaron a proponer lo de los liceos fiscales nocturnos. Poco después, los alumnos de los cursos superiores empezaron a expresar su preocupación por la imposibilidad de ingresar a la universidad trabajando. Un gran sacrificio económico era el pago de la locomoción colectiva y se establecía que había una injusta discriminación, ya que los estudiantes diurnos tenían pasaje escolar rebajado.


Todas estas aspiraciones fueron madurando y los centros de alumnos empezaron a hacer peticiones a las autoridades, las que generalmente no los recibían y menos se preocupaban de dar respuestas.

Surgieron dos polos organizativos paralelamente, el Centro de Alumnos del Liceo Nocturno Balmaceda (que funcionaba en el local del Instituto Nacional) convocó a formar la Federación de Estudiantes Secundarios Nocturnos. Simultáneamente la Escuela Vespertina de Topografía y Construcción orientada por su dirigente, Carlos López Salinas, empezó a levantar la consigna de Universidad Nocturna.

La organización unitaria de las federaciones y confederación.

En 1954, siguiendo el ejemplo de los sindicatos de trabajadores que se organizaban en la Centra Unica de Trabajadores, se convocó a un Congreso Constituyente de la Confederación de Estudiantes Nocturnos. Este Congreso se realizó en octubre de 1954,  en la Escuela de Topografía mencionada, que lo organizó eficazmente. Se eligió una directiva presidida por Patricio Orellana, que era el presidente del Centro de Alumnos del Liceo Balmacedasecundados por Alfredo Joignant (posteriormente Intendente de Santiago) y Luis Fuentes Labarca , de la ENOC (Escuela Nocturna de obreros de la Construcción que formaba jefes de obra). En este congreso se definió una plataforma de lucha muy precisa:

Liceos fiscales nocturnos. Lo que significaba fin al negocio educacional y el establecimiento de la gratuidad en la educación.

Creación de la Universidad Nocturna (Creación de cursos vespertinos que permitieran la continuidad de estudios superiores a los estudiantes trabajadores.)

Pasaje Escolar Nocturno (Conseguir una igualación con los estudiantes diurnos)

Durante los dos años siguientes se realizó una campaña para fortalecer los centros de alumnos, Se estableció el sufragio universal en reemplazó del sistema de elegir los centros por los delegados de curso, se cambió el contenido meramente educacional de los diarios murales y se plantearon las reivindicaciones formuladas, se exigió participación en los Consejos de Profesores, etc.

La organización estudiantil mejoró notablemente y surgieron líderes natos. Un factor esencial en la unidad y desarrollo organizacional fue la convicción de todos estos estudiantes de que estudiar y trabajar simultáneamente exigía un gran sacrificio, pues la jornada laboral era de 8 a 10 hora diarias y medio día los sábados y después venían las clases que habitualmente eran de las 19 a las 23 horas, seis día a la semana. Se sostenía que este esfuerzo personal tenía que ser apoyado por el Estado, mejorando las condiciones de estudio a través de la gratuidad, el pasaje escolar y la universidad nocturna. Nadie dudaba que estas aspiraciones eran totalmente justas.


Un rol importante cumplió el semanario “Estudio y Trabajo” que logró publicar y financiar el presidente de la Federación de Estudiantes de Comercio Nocturnos, Enrique Dobry Berggrun, que consiguió el aporte voluntario de los periodistas Sergio Villegas y José Miguel Varas  (posteriormente Premio Nacional de Literatura) y en él escribían casi todos los dirigentes del movimiento. Este periódico tuvo gran difusión entre el estudiantado nocturno y se vendía masivamente.

El desarrollo de la lucha de los estudiantes nocturnos.

Sin embargo, las presentaciones a las autoridades ni siquiera tenían respuesta. El Ministerio de Educación jamás atendió estas demandas. Al parece consideraba que eran exigencias que eran innecesarias o imposibles de satisfacer y en esa época no se concebía que estudiantes secundarios se organizaran e hicieran peticiones, se les consideraba simplemente niños, lo que ni siquiera correspondía en al caso de los estudiantes nocturnos que, como se ha dicho, tenían promedios de edad mucho más altos.

Finalmente la Confederación de Estudiantes Nocturno, la Federación de Estudiantes Secundarios Nocturnos, los comerciales y Técnicos nocturnos decidieron empezar una campaña para exigir al gobierno que acogiera sus peticiones. Exigir a un gobierno que pretendía ser duro e intransigente como la imagen de su presidente Ibañez, era extremadamente peligroso, especialmente porque existía la ley de Defensa de la Democracia, que autorizaba las detenciones y relegaciones sin fundamento. Además la tortura era una práctica habitual de los cuerpos represivos.


La situación no era sencilla, era un movimiento estudiantil recién creado, sin ninguna experiencia. En esa época, sólo los estudiante universitarios tenían organización y trayectoria. Se definió que la lucha sería permanente, pero que no realizarían huelgas para no afectar los estudios, Se convocaría a marchas en Santiago con una periodicidad mensual. La primera marcha se convocó en 1956 y todos los dirigentes estudiantiles estaban a la expectativa, pues no se sabía como responderían los estudiantes y existía un clima nacional de temor. En la noche se celebróla concentración de las marchas de los alumnos desde todos los establecimientos. Fue un éxito rotundo, en la plaza que está a los pies del Cerro Santa Lucía, llegaban columnas y columnas de estudiantes de todos los barrios de Santiago. La evaluación fue que casi ningún estudiante había faltado al compromiso.


La manifestación se realizó ordenadamente y finalizo con un regreso pacífico de los estudiantes a sus respectivos barrios en grupos numerosos.


Pocos días después se sabía que las autoridades negaban las peticiones a los estudiantes nocturnos y convocaban a continuar el sacrificio tan meritorio de estudiar ¡por la patria!

Al mes siguientes se repitió la marcha, sin haberse suspendido las clases en el intertanto, lo que permitió desarrollar una organización y divulgación masiva de los objetivos. Esta vez la marcha no fue autorizada, pero se realizó en la Plaza de Armas y ante el intento de la fuerza policial de disolverla hubo una reacción violenta de miles de estudiantes que destruyeron bancos y establecieron barricadas que duraron horas y a medida que los estudiantes volvían a sus casas se reproducía manifestaciones en muchos sectores y el centro, prácticamente quedó sin resguardo policial y en poder de los estudiantes. No hubo otros actos de vandalismo, excepto los bancos que se rompieron. No hubo ni un solo saqueo.

Un par de días después, el Ministro del Interior, que nunca había recibido a los dirigentes de los estudiante nocturnos, convocó a algunos a una reunión en la mañana y a otros en la tarde. Todos los dirigentes iban preparados para exponer y discutir sus peticiones, aunque también con temor de que se les aplicase la ley de Defensa de la Democracia. Sin embargo, en las dos ocasiones el show fue exactamente igual: El Ministro preguntó ¿Cuáles son sus peticiones? Un dirigente estudiantil se le había asignado esa función y lo hizo con precisión y brevedad. El Ministro dijo a continuación: por instrucciones de su Excelencia el Presidente de la República se aceptan todas sus peticiones y dio por terminada la reunión. En la tarde se repitió casi exactamente la misma sesión con el resto de los dirigentes.

Los estudiantes nocturnos analizaron esta situación y acordaron esperar un tiempo prudencial para ver si se cumplían estas peticiones. Efectivamente, a los pocos días, el ministro de Educación anunció la creación de tres liceos nocturnos fiscales en Santiago y otros en Valparaíso y Concepción, los que obviamente serían gratuitos. La Escuela de Topografía y Construcción se transformó en la Escuela de Construcción Civil vespertina en la Universidad Técnica del Estado y en esta misma Universidad la Escuela de Artes y Oficios creó cursos vespertinos También se estableció el pasaje escolar nocturno.

Epílogo.
Las promesas del gobierno se cumplieron a cabalidad, excepto el pasaje escolar nocturno que fue boycoteado por los microbuseros a pesar de la presión gubernamental.


Las organizaciones estudiantiles siguieron actuando y participaron activamente en las movilizaciones del 2 y 3 de abril de 1957. Surgieron nuevos dirigentes como Carlos Nahun que presidió la Confederación de Estudiantes Nocturnos, Manuel Dinamarca (después presidente de la CUT), Alfonso Guerra (después dirigente del PS.). Reinaldo Valverde fue presidente de los secundarios, Jadrosic, Cervantes, Julio César Ortiz y muchos otros que momentáneamente quedan en el olvido.

Esta lucha fue respaldada por la FECH en forma permanente, en su local se reunían las organizaciones de los estudiantes nocturnos y Víctor Sergio Mena, José Tohá y Victor Barbieris, dirigentes de la FECH de esa época, apoyaron a los estudiantes nocturnos. A su vez los estudiantes nocturnos promovieron la creación de la UNE, Unión  Nacional de Estudiantes, iniciativa que no prosperó por el carácter elitario de los universitarios y porque los estudiantes diurnos secundarios y otros no tenían organizaciones maduras.

La sociedad chilena cambió radicalmente y uno de estos cambios fue el fin de la vida nocturna, la bohemia y su expresión educacional. Posteriormente, durante la dictadura habría sido inconcebible que la gente saliera de noche y el síndrome del toque de queda aún perdura.


La gran masa de estudiantes nocturnos fue desapareciendo paulatinamente al aumentar la cobertura educacional regular y prácticamente ya no existen. Hay nuevos sistemas como los cursos de recuperación que se realizan rindiendo varios años en conjunto y generalmente se estudian individualmente o en forma no continua. En cambio, las universidades han creado muchas carreras con horarios vespertinos, lo que ha sido otra veta de explotación para las universidades-negocios actuales.

Lo rescatable de esta historia es que hasta un gobierno de un ex dictador como Ibáñez era claro y preciso en su relación con los estudiantes, no como ocurre actualmente que el gobierno procesa las demandas estudiantiles y sociales simplementes como negocios en los que la letra chica, la ambigüedad y la tosudez priman.


La experiencia de la lucha de los estudiantes nocturnos no pretende ser ninguna lección para el movimiento estudiantil actual, pero esta reminiscencia va en apoyo de los estudiantes actuales que deben perseverar hasta obtener el triunfo.

Este antecedente del largo proceso de luchas estudiantiles mantiene el mismo sentido que canta Violeta Parra :


“Que vivan los estudiantes 
porque son la levadura

del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura”


Quizás algún día el estudiar no sea una etapa más de la vida, sino que la vida misma, entoces seremos

otros seres humanos.

 

*Profesor de la Universidad de Chile, retirado

El autor agradece la ayuda e información de Enrique Dobry, Carlos López, Luis Fuentes , Eliana Barraza y otros ex dirigentes del movimiento estudiantil nocturno de aquella época,

Santiago, agosto de 2011