El bunker ciudadano

La Plaza de los Ciudadanos y el Centro Cultural Palacio La Moneda

 

Una de las grandes virtudes del actual gobierno ha sido la importancia que se le ha dado a la cultura y al arte. Hay avances notables en muchos planos, en grandes eventos culturales, exposiciones, financiamiento de proyectos artísticos y hay un florecimiento nunca antes visto en cine, teatro y otras artes.

La labor de la Dirección de Biblioteca Archivos y Museos ha sido destacada en todos los niveles. Las bibliotecas empiezan a modernizarse y llegan a públicos más amplios. Muchas municipalidades tienen departamentos culturales con cursos y hay especial preocupación por realizar actividades culturales para la tercera edad.

Con motivo del bicentenario se harán grandes obras públicas que tendrán un fuerte aporte artístico.

Pero junto a estos logros conviene recordar algunas decisiones que se toman sin considerar ni la opinión de los especialistas ni lo que la población pudiera opinar. En un gobierno democrático, las grandes obras públicas deben ser sometidas a la opinión pública de alguna manera. Esto no es fácil, ni se trata de hacer una votación, sino que simplemente discutirlas públicamente. Es entender que la democracia no sólo debe ser formal, sino que esencialmente participativa.

En Chile es el Ejecutivo quien decide qué obras se hacen y nos parece que en el caso de la construcción de la Plaza de la Ciudadanía, la construcción del gigantesco Centro Cultural Palacio de La Moneda es una obra típicamente militar y bélica, aunque esté dentro de la remodelación de toda la Plaza, la que si está proyectada con amplias perspectivas y espacios abiertos, incluyendo un paso bajo nivel en Alameda, para que la movilización no obstruya la vista de la bella perspectiva de la avenida Bulnes.

Pero el Centro mencionado es un búnker subterráneo, del cual ya se lleva construido más del 50% de la obra, pero ningún mortal lo verá pues aunque se termine y sea una obra grandiosa, no está construida para ser vista, sino que está oculta en numerosos niveles subterráneos. Parece que a nivel del suelo sólo estará su techo de cristal.

Un edificio es para ser visto, especialmente cuando es un centro cultural, pues debe ser una obra artística para el disfrute también visual, esconderlo bajo tierra parece ser un gran absurdo, es como enterrar una obra de arte.

Sin duda, la gente podrá visitar el interior del Palacio Cultural y verá interesantes salones, exposiciones y teatros, pero el edificio como obra monumental, será siempre secreto, inaccesible a la vista exterior.

Parece que quienes idearon esta inmensa construcción hubieran sido influidos por Hitler o por Pinochet, que fueron grandes admiradores de los búnkeres. En ellos se justifica esta mentalidad militarista y basada en el secreto y el misterio, que fueron sus grandes defensas, pero en una sociedad democrática y abierta deberían haber primado otros conceptos: El edificio debería haber estado a l vista de todos y no accesible sólo para verlo interiormente.

Una inmensa inversión debió servir para embellecer el rostro de Santiago, pero un edificio enterrado aporta muy poco al paisaje de la ciudad. También pudieron inspirarse en la pirámide de El Louvre de París, que es una entrada para un gran subterráneo, pero esa pirámide es bastante alta y sus cristales se incorporan al entorno, porque reflejan el Palacio del Louvre y a pesar de la diferencia de estilos, se logra una gran armonía. Además, la pirámide mencionada cumple la función de permitir la entrada de los visitantes a los diversos niveles del Museo según el interés de cada cual y el museo no es subterráneo, sino que sólo esta entrada.

Pero la obra ya está tan avanzada, que estos comentarios parecen fuera de lugar, sin embargo uno se pregunta ¿Y que opinaron los grandes urbanistas y arquitectos? ¿Cuestionaron este estilo típico de los regimenes militares? ¿Hubo alguna posibilidad de criticar este estilo? Es evidente que habría sido absurdo construir un edificio moderno pegado a La Moneda, pues el palacio presidencial quedaría oculto y disminuido ¿Pero no era posible construirlo en otro lugar? En el centro de Santiago abundan los grandes sitios eriazos o hay manzanas completas que carecen de todo valor arquitectónico y que era fácil expropiarlas legalmente.

El daño ya está hecho y lo único que queda es lamentar que las obras se hagan sin consultar a nadie. La Plaza de la Ciudadanía se hizo sin consultar a los ciudadanos. A usted ¿lo consultaron?