Control de los Colegios Profesionales

El control de la ética

 

LA ÉTICA ¿DEBE SER UN MONOPOLIO ESTATAL?

Patricio Orellana Vargas

Entre las reformas constitucionales que se están aprobando figura la devolución del control ético de sus asociados a los Colegios profesionales. Esta medida corresponde a una concepción de sociedad desarrollada que tiene una sociedad civil fuerte y organizada y que rechaza que el Estado tenga el monopolio del poder en todos los niveles y propicia que las organizaciones intermedias tengan su propio campo de acción. Este enfoque está dentro de la tradición liberal que rechaza el estatismo totalitario que debe controlar y decidir en todos los aspectos de la vida del hombre, reduciendo su libertad a meros actos simbólicos como votar. A pesar de que su contenido es esencialmente liberal, los actuales neoliberales chilenos piensan al revés y sostienen que el Estado debe ser el gran contralor decidiendo y definiendo el comportamiento ético de los profesionales.

Los argumentos expuestos por EL MERCURIO son dos: si los colegios profesionales tienen la tuición ética de los profesionales se retorna a los gremios medievales que tenían esa función, además agrega que afecta a la libertad ya que hace obligatoria la incorporación del profesional a su respectivo colegio. Estos argumentos son una simple cortina que esconde el concepto de sociedad que propicia el neoliberalismo. En primer lugar, el adaptar instituciones del pasado a la época actual no tiene nada de repudiable si está acorde a los valores de los nuevos tiempos. Si repudiamos las instituciones meramente por ser “medievales” habría que repudiar las universidades que tienen un origen medieval y también a la Iglesia Católica que se desarrolló en ese período. El segundo argumento de que se coarta la libertad por que se ingresa obligatoriamente a un Colegio profesional es un absurdo porque el hombre no vive solo. Necesariamente debe establecer compromisos y limitar su libertad. El Estado mismo surge de este tipo de compromisos. ¿Acaso no es obligatoria la enseñanza básica y ahora la media? ¿Acaso no es obligatorio el servicio militar? ¿Acaso no es obligatorio el pago de impuestos? Y evidentemente podríamos seguir mencionando centenares de comportamientos obligatorios que “coartan la libertad”.

El que los colegios profesionales tengan la tuición ética de sus miembros es precisamente una expresión de libertad. Ahora los profesionales están sujetos al control del Estado, que ejerce control en variadísimos aspectos de las personas. Precisamente pasar del control estatal al control de sus iguales es salir del estatismo exagerado que todo lo controla.

Es inadmisible que los tribunales de justicia tengan que controlar todo y resolver todo. Lo penal, lo civil, lo mercantil, lo familiar, lo económico, lo militar, lo ecológico, lo sanitario, etc. De esta manera el Estado se transforma en un monstruo que crece y crece para poder controlar al hombre y limitar su libertad.

Parece increíble que los que se llaman neo liberales propicien la hipertrofia estatal, lo que va en contra de todos sus principios y declaraciones que se declaman en discursos que quieren un Estado pequeño y que se funda en el mito de que mientras menos estado haya, habrá más eficiencia, bienestar y libertad. Lo que está detrás de estas declaraciones es una realidad muy distinta.

Los neoliberales tienen el concepto de una sociedad compuesta por un Estado disciplinador y una sociedad civil raquítica… Para ellos la sociedad civil ideal es aquella que está compuesta de empresas y personas. Las empresas están organizadas en fuertes asociaciones que se imponen al Estado y que lo manejan conforme a las necesidades del desarrollo económico, que coinciden con las aspiraciones de las empresas. Las personas deben ser átomos dispersos, sin conexiones orgánicas entre ellos, ojalá que simplemente sean consumidores manipulados subliminalmente y trabajadores individuales disciplinados y obedientes. Las personas se han transformado en individuos. De esta manera la sociedad civil es totalmente desorganizada, compuesta de individuos aislados, incapaces de influir en las decisiones políticas y por otra parte, están las empresas, que sí están organizadas y ejercen los poderes económicos y sociales fácticos a los cuales debe subordinarse el Estado.

La organización de los individuos es un tema que los empresarios rechazan absolutamente: consumidores organizados exigirían calidad, responsabilidad y seguridad en los productos;  trabajadores organizados cambiarían la distribución del ingreso y exigirían seguridad social. Es por eso que en Chile la economía de mercado funciona tan bien: la sindicalización es una de las menores del mundo y es mucho menor que en otros períodos de la historia. Los consumidores sólo tienen organizaciones pequeñas, débiles e incipientes.

En esencia, la oposición de los neoliberales a devolver el control ético a los colegios profesionales, es el temor de que segmentos de la sociedad civil se organicen. Prefieren un Estado totalitario y a un conjunto de individuos subordinados.

Las personas son la fuente del poder, recuperar fracciones de ese poder a sus titulares es hacer a la sociedad más desarrollada y másdemocrática, como ocurre en los países avanzados donde la gente está organizada en colegios, gremios, sindicatos, asociaciones de voluntarios, organizaciones políticas y hasta clubes de la más diversa naturaleza.

La organización es precisamente lo que transforma a los individuos en personas y ese es el temor de fondo del neoliberalismo.

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