La fronda concertacionista.

LA FRONDA CONCERTACIONISTA

A comienzos del siglo XX varios analistas políticos llegaban a la conclusión que en Chile los diferentes partidos eran más o menos lo mismo. Guillermo Subercaseaux decía: ” Por esto digo y repito que los liberales son conservadores y los conservadores liberales” y agregaba “Radicales. Liberales y nacionales, todos ellos participan del mismo credo liberal… porque ha sido liberal el régimen que han procurado conservar”. A este fenómeno los historiadores Salazar y Pinto han denominado la homogeneización de los partidos. A comienzos del siglo XXI la historia se repite.

En la situación actual podríamos parafrasear los dichos de Subercaseaux: “Socialistas, democratacristianos, radicales, miembros del PPD, la UDI y Renovación Nacional…Todos ellos participan del mismo credo neoliberal… porque es neoliberal el régimen que han procurado conservar”.

Es impresionante ver como el Parlamento en masa vota por eliminar los impuestos a las ganancias del capital por las transacciones en las bolsas de comercio o como todos aplauden y están de acuerdo en rebajar las tasa del Banco Central para que los Bancos puedan contar con recursos más baratos para efectuar sus préstamos sin bajar el precio de esos préstamos (aunque los costos hayan bajado).

También resulta conmovedora la casi unanimidad y la avalancha de razonamientos que surgen cuando se sugiere aumentar levemente el gasto público para que se aumenten las pensiones mínimas. Los de la UDI gritan ¡Vamos por el camino de Argentina! los de Renovación Nacional exclaman: ¡Volvemos al populismo! y finalmente el Ministro de Hacienda expresa doctoralmente: Hay que conservar los equilibrios macroeconómicos, si aceptáramos esas sugerencias perderíamos credibilidad en el mundo… y se pasea dichoso después de haber escuchado el discurso de Bush donde alaba la conducción económica de Chile. El mencionado ministro declara que no es neo liberal… pero no dice lo que es, sólo advierte que compararlo con un neoliberal es comparar un lápiz con un huevo. Declara que su gran diferencia con los neoliberales es que en la dictadura se bajaron las pensiones y ahora no. De manera que ya sabemos: el que baja las pensiones es neoliberal, el que no las baja y las mantiene igual no es neoliberal . Resulta entonces que aumentar la pobreza es neoliberalismo y mantener la pobreza no es neoliberalismo. Para este ministro existen esos polos, mayor pobreza o igual pobreza ¿No existe la posibilidad de reducir la pobreza? No, eso no cabe en sus ecuaciones de huevos y lápices porque el ministro olvida un principio de la Concertación: la equidad.

Podría pensarse que eso ocurre en el campo económico porque no existe otro modelo económico que no sea el neoliberal que se aplica a rajatabla desde la época de Pinochet.

También podría creerse que la jaula de hierro en la cual se desarrolla la democracia protegida es la que impide adoptar algunas medidas que favorezcan a los más postergados.

Pero ello no es así, hay campos donde el Ejecutivo tiene poder, como es el de las relaciones internacionales, pero en ese campo la política chilena se rige por la doctrina Pinochet. En efecto, Pinochet argumentó permanentemente e n sus discursos como dictador, que en Chile sólo regía la ley chilena y que la territorialidad de la ley era el fundamento de la política internacional. Esta argumentación, naturalmente que elevada de nivel intelectual, fue la que se presentó al mundo para conseguir que Pinochet no fuera juzgado en Londres y en España. Frei y más tarde Lagos prometieron al mundo que Pinochet sería juzgado en Chile por tribunales chilenos, como corresponde a un criminal que ha cometido crímenes en Chile (aunque fuesen delitos de lesa humanidad). Lagos además señaló y reiteró repetidamente que en Chile “las instituciones funcionan”.

Todos vimos como funcionan las instituciones: Pinochet se fue a su fundo a disfrutar de su vejez y sus riquezas.

Pero esto no es todo. La doctrina Pinochet sostuvo que ningún país tenía derecho a intervenir en asuntos de Chile porque era atentatorio a la soberanía nacional. Así rechazó como injerencias indebidas, todos los informes sobre Chile, que denunciaban las violaciones a los derechos humanos, de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la OEA, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de Amnistía Internacional, etc.

Ahora esa política sigue vigente. El reciente Informe del Departamento de Estado norteamericano sobre Derechos Humanos en Chile (y en América Latina) es rechazado como otra injerencia indebida. Pero la doctrina Pinochet es desarrollada más aún y se declara que Chile no condenará a Cuba por violación a los derechos humanos porque … estas condenas son inútiles porque no se logra enmendar la situación. Es exactamente lo mismo que la doctrina Pinochet sostenía, reforzada con nuevos argumentos, que habrían horrorizado a los próceres de la oposición de aquella época y que hoy gobiernan.

El carácter neoliberal de la política económica vigente.

Hace más de 20 años los economistas de Pinochet declararon que el modelo neoliberal permitiría el desarrollo del país, pero que habría que hacer sacrificios, especialmente los más pobres, pero en el lapso de unos pocos años, este modelo empezaría a producir “el chorreo”, es decir se produciría un trasvasije de ingresos desde los sectores más ricos a los más pobres, como resultado del aumento de la demanda, la que generaría multitud de ocupaciones para los pobres, especialmente en servicios.

Veinte años después, nadie se acuerda de esas promesas avaladas por los doctores de Chicago que nos visitaban periódicamente. Los resultados son elocuentes:

CHILE: DIFERENCIA DEL INGRESO ENTRE POBRES Y RICOS
Indice 20/20
1990 1992 1994 1996 1998 2000
14,0 13,2 14,3 14,3 15,5 15,3

Fuente: MIDEPLAN

Este cuadro muestra la diferencia entre el 20% más rico de la población con respecto del 20% más pobre. Los ricos perciben 15 veces el ingreso de los pobres.

Como puede apreciarse la situación en el 2000 es peor, es decir, mejor para los más ricos. El gobierno argumenta que los más pobres reciben subsidios que mejoran su situación. Sin embargo, en los Estados Unidos esta relación es poco más de 4 y en Japón poco más de 2. Chile y Colombia son los países con peor distribución del ingreso en América Latina y está al nivel de algunos países africanos, este es el indicador sintético que muestra como funciona el modelo neoliberal que defienden todos.

¿Todos?
Hemos señalado que hay unanimidad, gobierno y oposición están de acuerdo en la aplicación del modelo neoliberal y en el plano de los prinpicios aceptar la doctrina Pinochet.

Pero lo que hay que destacar es que por primera vez hay aires de fronda en la Concertación.

En primer lugar la Democracia Cristiana, después del traspiés electoral, tiene una nueva directiva que empieza a sancionar a los que se enriquecieron con las indemnizaciones millonarias, está dispuesta a investigar el caso INDAP y cuestiona a Lagos cuando éste asegura que Bustamante puede servir simultáneamente a dos señores en el METRO y en Telefónica. Hay vientos de renovación ética en un partido que se deslizaba peligrosamente hacia prácticas dudosas.

El otro hecho que hace conmocionar al Partido Socialista es la marginación del diputado Aguiló que dice que no puede seguir apoyando estas políticas del gobierno y que tendrá una actitud independiente a futuro. El Presidente del PS, entonces, recuerda a los pobres y propone que se destinen recursos a los más pobres y que por su escaso monto no afectarían los sagrados equilibrios macroeconómicos. La actitud de Aguiló va a provocar una meditación en la militancia de ese partido y quizás recuerde su pasado de compromiso con los más pobres.

Finalmente, la tercera base de la Concertación empieza a moverse cuando el senador Ávila se presenta como candidato a presidente del PPD porque “hay que agitar las aguas” detenidas de la Concertación. Este senador, que agrandó su figura a través de la lucha por la probidad en Chile y en la defensa de los casos de mayor injusticia hacia los pobres, es una posibilidad de que el Partido por la Democracia supere esta etapa de indefiniciones en la que vive.

Hay que esperar lo que piensan los radicales, cuyo ideario es cada vez más difuso.

Estos hechos son los que configuran los primeros síntomas de la fronda que empieza a agitarse entre la gente de la Concertación, que ya no cree que el único modelo posible es el neoliberal, que cree que hay que restablecer los principios de los derechos humanos y que sabe que si no se elevan los estándares éticos, se camina hacia otro gobierno que no será muy diferente del actual, pero perderán el poder que hoy tienen en un marasmo de ambigüedad.

Patricio Orellana Vargas