CODELCO: Probidad, eficiencia y equivocaciones

CODELCO: Probidad, eficiencia y equivocaciones

 

Patricio Orellana Vargas

La corrupción y la ineficiencia producen resultados similares desde el punto de vista meramente económico. En Nigeria se construyó una gran planta siderúrgica que permitiría a ese país exportar fierro y acero y lograr bases para un desarrollo sostenido. El balance final fue que la siderúrgica había significado una inversión el triple de su costo real. Se adujo que era resultado de la ineficiencia de los encargados del proyecto, pero otros argumentaban que los dos tercios que superaban su costo real habían sido desviados por la corrupción reinante en ese país. Los corruptos nigerianos se habían robado los dos tercios de la inversión o los ineficientes eran responsables de una inversión el triple de lo necesario.

El efecto fue que el costo del acero producido en esa planta, considerando la inversión realizada, era el más alto del mundo y el acero nigeriano no tenía ninguna posibilidad de competir en los mercados internacionales.

Sin poder distinguir si había habido corrupción o un alto grado de ineficiencia, los resultados habrían arrojado los mismos costos y es evidente que el resultado habría sido igual a lo que ocurrió en la realidad porque ineficiencia y corrupción producen los mismo efectos económicos, aunque en otros ámbitos los efectos pueden ser distintos. Es evidente que en la ineficiencia no habría habido delito ni dolo o abierta intención de hacer daño pero el daño al país era el mismo.

Este ejemplo permite concluir que la ineficiencia produce tanto daño económico como la corrupción. Ambos son casos graves, ambos deben ser combatidos, en un caso con el peso del control y la ley y en el otro con la excelencia técnica que se debe exigir a los responsables y con la ineludible responsabilidad de los encargados.

Pero en Chile no sólo perdonamos a los nigerianos corruptos- que evidentemente deben ser condenados efectivamente- ni siquiera nos preocupamos de los ineficientes, los que conforman la burocracia que repetidamente se califica a sí misma como excelente (Basta escuchar a los ministros como se autocalifican de excelentes).

El caso de CODELCO es ejemplar en el sentido más negativo imaginable. Sus directivos, que permanentemente se autoalababan por su excelente gestión y recibían premios y laureles se equivocaron. Así califican el desastre mayúsculo que cometieron al hacer los cálculos de la construcción de las nuevas poblaciones. Juan Villarzú, presidente Ejecutivo de CODELCO, “reconoció que hubo un error de la administración que no detectó el problema de los costos de construcción a tiempo” y como buen nigeriano tiene las explicaciones: “Es evidente que nos demoramos en reaccionar , pero CODELCO Norte es una división tremendamente importante. Hay demasiados proyectos en procesos y no es tan simple como para llegar y?” (LA TERCERA 27 de noviembre 2002).

Este “error” es de 90 millones de dólares en la construcción de las nuevas poblaciones para los trabajadores. Villarzú lo explica con gran entereza y con una semi sonrisa. Hay que entender que todos pueden equivocarse.

En cualquier país civilizado, lo menos que hace un directivo cuya empresa comete tal error es despedir y sancionar a los responsables directos y renunciar de inmediato todos sus directivos, sin solicitar ni siquiera indemnizaciones a todo evento. El director máximo de una empresa es responsable de haber seleccionado, nombrado y respaldado a tales ineptos, porque él es un inepto si es incapaz de tener el personal adecuado, especialmente cuando, según se dice, CODELCO no paga con maní (como dice el Ministro de Hacienda) sino que muy bien.

Una vez eludida su responsabilidad personal, Villarzú, además, señala que una vez que se tengan los antecedentes pueden haber cambios. En consecuencia, quizás alguien será considerado responsable a futuro. Pero ahora está claro que el presidente de CODELCO no es responsable de lo que pasa en CODELCO ni ningún directivo.

Como buen nigeriano, tiene la solución: los trabajadores deberán pagar más por las casas y las casas serán peores. ¿Se imagina Ud. comprar una casa a un precio y que le digan, no nos equivocamos, la casa vale el doble y es la mitad de lo que le ofrecíamos? Pero además, CODELCO quiere que las empresas constructoras absorban parte del error, empresas que se les aseguró un precio y que ahora deberían aceptar uno menor. Claro que es evidente que todas estas medidas son pura pirotecnia ¿Qué empresa aceptaría asumir los errores de otro? Los trabajadores, en cualquier parte de Chile, tendrían que haber aceptado las nuevas condiciones, pero en Chuquicamata hay sindicatos poderosos y ya han declarado que los errores se pagan caro, pero que debe pagarlos el que los cometió.

Finalmente Villarzú declaró: ” nadie esta obligado a cumplir lo imposible” exigiendo que los trabajadores y las empresas constructoras asuman su propio error.

Lo imposible es un error gigantesco: 90 millones de dólares es una suma de tal magnitud que serviría para varios programas Chile Barrio. ¿Recuerdan la TELETÓN recién terminada? Movilizando a todo Chile juntaron 14 millones de dólares. CODELCO dilapida casi 7 veces más.

Los directivos de CODELCO pierden 90 millones de dólares y ni siquiera piensan, a lo menos en renunciar.

No podemos calificar a los directivos de CODELCO de corruptos, por cierto que no, son personas honorables? pero ineficientes e incompetentes Y la ineficiencia y la corrupción producen los mismos efectos.

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